Más pesados que el aire pero impulsados por su motor, ingeniería y la pasión de su piloto. Un avión es una máquina creada para alcanzar el sueño de volar. Gabriel Sammarruco es un vecino que volcó toda su experiencia en maderas, arquitectura y aviación para construir su propio avión y cumplir su sueño.

El garaje de su casa, transformado en taller, fue el escenario elegido por el vecino para contar la historia de su Corby Starlet. Sammarruco se sumó a #CASTELARenVivo, el ciclo de entrevistas que lleva adelante Castelar Digital todos los jueves a las 22 en su Instagram con el objetivo de conocer a los artistas, emprendedores, comerciantes, deportistas y amigos que hacen a la historia común de Castelar, entendiendo que la aventura trascendental de un vecino puede ser el impulso necesario para que otro vecino viva su propia aventura.

Gabriel Sammarruco es arquitecto y se dedica a la empresa familiar de muebles y maderas, pero además es piloto de planeador y fanático de los aviones. Comenzó en 2013 a darle forma a su futuro avión y contó cómo se animó a construir un avión con sus manos en una profunda entrevista brindada en 2016. Ahora contó en #CASTELARenVivo cómo avanzó el proyecto y cuándo realizará el primer vuelo.

“Te ayuda a despejar la mente, te sentís un niño, es un cable a tierra, te alimenta un sueño que viene desde chico”, señaló Gabriel Sammarruco sobre sus emociones ante el avión y completó, “cuando vos aceptas el proyecto y haces el proceso, cuando haces algo con un proceso y vas cumpliendo los pasos, te das cuenta que nada es difícil y todo termina funcionando, porque cumpliste los pasos”.

Madera de pino hemlock, resina epoxi, algunos pequeños herrajes y pocos bulones en general en componentes no estructurales conforman la célula del avión. El ala va completamente cubierta de tela y el piloto se eleva por sobre el fuselaje en una cabina con cúpula que asemeja a una burbuja para permitirle ver hacia todos lados: “Casi todo el avión es madera y resina epoxi. No va clavado ni atornillado porque cualquier perforación debilita la estructura de la madera. La madera es un material tan noble que no se fatiga, vos podes utilizar el material de por vida. Salvo que sufra un golpe o una rotura, un daño por el mal uso, no tiene fatiga. Todo el avión es madera pegada y tela”, señaló el vecino. El motor que impulsará al Corby es un Franklin de la década del 60 de 60HP, un motor muy utilizado en el mundo pero del que en Argentina hay sólo dos ejemplares.

Castelar – Tandil – Castelar

Muchas historias rodean al Corby Starlet de Sammarruco. Muchos amigos, conocidos antes del avión o no, sumaron su aporte, su tiempo y esfuerzo para ayudar a Gabriel. Cada parte del avión encierra una historia, una anécdota que merece ser contada. Las placas de madera que cierran el fuselaje tienen una historia especial: "El avión se completa con contrachapado multilaminado de abedul. No se consigue, en una época se fabricaba porque muchos aviones de los Planes Quinquenales de Perón se hacían de este material y se fabricaba acá. Ahora 60 años después no somos capaces de fabricarlo o si lo fabricamos es costosísimo. Al principio fue una traba porque había que conseguirlo o fabricarlo. Hice pruebas que no dieron malos resultados pero eran procesos larguísimos. Un amigo del Club de Planeadores Albatros me señaló que había una señora en Tandil, que era la esposa de un mítico del club de planeadores de Tandil que tenía material. La llamé y tenía placas espectaculares. Me fui para allá a buscarlas, fueron 26 placas, excelentes y ahí tomó envión. Son placas especiales porque son muchas placas fijadas, pegadas y le dan la resistencia estructural. Se utilizan para cerrar el fuselaje y el borde de ataque del ala. Cuando me traigo las placas, en una de las placas había un papel pegado, enviado a, remitente tal. El remitente era Luis Paolini y decía la dirección, Pasteur algo. Paolini fue un inmigrante italiano que vino en al década del 20 a Argentina, vino a Morón cuando era un aeródromo y se asoció a otro italiano, Sfreddo, y comenzaorn a construir aviones, fundaron Sfreddo y Paolini constructores aeronáuticos, aviones de madera que construyeron sin planos, pura pasión. Cuando leí Pasteur era acá no más, cruzando las vías a 500 metros de donde estoy construyendo el avión. Fui y encontré al hijo, me contó la historia de su padre y de esas placas. Son placas de la década del 50 que Paolini envió como parte de pago a Tandil y ahora volvieron a Castelar”, finalizó Gabriel Sammarruco.

La entrevista entera se puede ver en el Instagram TV de Castelar Digital y en el Canal de Youtube de este medio. Todos los jueves a las 22 por la cuenta de Instagram de Castelar Digital se realiza un nuevo #CASTELARenVivo.