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Emprendedores
4 Jul 2020

Bonardi: “Llevamos 45 años transformando casas en hogares”

Por: Gabriel Colonna, Leandro Fernández Vivas.
El principal desarrollador inmobiliario del oeste del conurbano contó a Castelar Digital como sigue el boom de edificios de alta calidad en Ituzaingó: “Tenemos muchos años de experiencia y trabajamos con constructores que tienen el mismo profesionalismo que nosotros”, explicó Oscar Bonardi.
El olor a cemento fresco apenas es superado por el de la pintura que seca al sol esperando nuevos huéspedes. No se ven en las paredes del departamento la red y laberinto de caños y cables; tampoco se escucha ni se ve el arduo trabajo de los albañiles en el edificio. A punto de ser entregado, el que será el nuevo hogar de una familia en Ituzaingó, está ansioso por llenarse de risas, buenos momentos, aroma a comida, color y calor, entre otras cosas.

El espacio propio, la casa donde crezca la familia o el departamento que significa libertad y responsabilidad al mismo tiempo. Comprar una propiedad es una decisión importante que muchas personas toman una sola vez en su vida. No se trata sólo de paredes, es el escenario donde se vivirá la obra personal de cada habitante. Allí Bonardi Propiedades toma un importantísimo rol siendo el nexo entre un joven y su independencia, entre una familia y su hogar.

Ituzaingó está creciendo y mucho, se debe a los grandes constructores que vieron en este distrito del oeste del conurbano el terreno preciso para elevar edificios torres de departamentos y oficinas, brindando la posibilidad a muchos habitantes de la zona de quedarse en el barrio que los vio crecer. Las inmobiliarias se encargan de comercializar cada unidad funcional y de facilitar todos los procesos para llegar al departamento ideal. Entre muchas, se destaca Bonardi Propiedades por la confianza, los años de trayectoria y por la calidad de los inmuebles que trabaja. Por si esto fuera poco, estamos hablando de una de las familias pioneras, fundadoras del pueblo de Ituzaingó.

Mucho cambió Ituzaingó desde la década del 70 cuando el apellido Bonardi comenzó a relacionarse directamente con los negocios inmobiliarios. De aquel pueblo de un puñado de habitantes y un sinfín de terrenos libres aptos para la construcción, hasta el Ituzaingó actual, moderno, con todos los servicios, con edificios que cambiaron la arquitectura en la inmediatez de la estación y hasta con hospital propio (Ver: ¡Día histórico! Ituzaingó inauguró su primer hospital) hay un salto cualitativo que habla de nuevas oportunidades.

Así como se vivió en Castelar hace unos 10 años, Ituzaingó está creciendo en altura, esto se debe al nuevo código de ordenamiento urbano de Ituzaingó. “La modalidad que dispusieron para la construcción vertical trajo a constructores experimentados, debido a que no hay muchas posibilidades de realizar obras pequeñas; salvando algunas esquinas y uno que otro lote, las disposiciones más comunes, entre los lotes para desarrollar, tienen un mínimo de 2.000 metros de construcción, un aproximado de 40 departamentos. Esto propició un boom de obras que evitó que suframos el receso que hay en Argentina. Hoy ituzaingó es una burbuja en relación a cómo está el mercado en general, en el resto del país”, explicó a Castelar Digital Oscar Bonardi, hijo del fundador de la firma.

“El código de Ituzaingó obligó a que sean constructores con trayectoria y respaldo”


“En principio estábamos todas las inmobiliarias en desacuerdo con el nuevo código de planeamiento urbano, teníamos que unir a dos vecinos sí o sí para poder construir un edificio, ya que entre las obligaciones que plantea el código, en el emprendimiento se deben dejar tres metros de distancia a cada uno de los lados de las medianera, tres metros de la línea municipal y entre seis y ocho metros al contrafrente, como pulmón de manzana. Hoy viéndolo en la distancia estamos muy contentos y conformes, vemos que el municipio, ambicioso, no se confundió a la hora de armar el código, pensó en una ciudad a lo grande, Ituzaingó tiene y tendrá cuadras ventiladas, llenas de luz y verde debido a estos retiros que impuso. Esto no pasa en casi ningún lado de la ciudad, porque al construir entre medianeras, encontramos en su mayoría calles oscuras con túneles de viento”, refirió el bróker inmobiliario-
Este cambio en el perfil edilicio de Ituzaingó también trajo un cambio demográfico. Cada vez son más los habitantes que eligen vivir en Ituzaingó. Comenta Oscar que históricamente hubo una línea imaginaria de “target” que separaba a Ituzaingó de Castelar,  él habitante de Ituzaingó quería 'ascender' a Castelar, gracias a las medidas tomadas, hoy la balanza está declinando para el otro lado.

“Están viniendo muchos constructores de afuera de nuestro partido. Castelar se atomizó y ya no hay tierras para crecer, Padua con un alto grado de restricciones edilicias, Capital con una gran cantidad de oferta para la demanda que hay, zona norte con tierras con un valor extremadamente alto, esto y otros factores trajeron muchos constructores de otros partidos a ituzaingó y también está bueno”, explicó Bonardi.

El conocimiento que tiene Bonardi Propiedades  sobre la calidad de las obras, la construcción, las ventas y los movimientos de los habitantes se basa en 45 años de trayectoria siempre dedicados al mismo rubro. Oscar Bonardi ‘padre’, también conocido como ‘Bonar’, comenzó a vender lotes y propiedades a mediados de los 70, trabajando en otras inmobiliarias de la zona y luego comenzó su propia empresa. Hoy sigue trabajando en la firma que lleva su apellido acompañado de su familiares; uno de ellos, quien porta su mismo nombre, continúa el legado familiar: “Empecé a trabajar con él y hacíamos todas las labores juntos, aunque no sea necesario, éramos el Dúo inseparable! , porque la estructura de la empresa nos lo permitía. Fue ahí donde aprendí el trabajo y las bases que luego serían el éxito de nuestra inmobiliaria” comenta Oscar Bonardi ’hijo’, alias Osqui.

“Tenemos 45 años en el mercado inmobiliario y trabajamos con constructores que tienen la misma visión que nosotros”


El crecimiento de Ituzaingó no sólo se explica a través del cambio en el ordenamiento urbano, sino también en los protagonistas de las obras. Los constructores vieron en este distrito el lugar ideal, así surgieron las torres de gran envergadura y también las boutique. Desde pozo hasta entrega inmediata, quién quiera sumarse al barrio puede encontrar la opción que más le convenga. Empero, Bonardi elige con quienes trabajar y a quienes tener de clientes. “Nosotros tenemos 45 años en el mercado inmobiliario y trabajamos con constructores que tienen la misma visión que nosotros. Nuestra amplia trayectoria hace que conozcamos a todos los constructores por lo que podríamos tener todo Ituzaingó a la venta, pero elegimos trabajar sólo con los mejores. Nosotros acompañamos a nuestros clientes no solo a lo largo de la obra hasta su entrega, sino que luego administramos los Consorcios, continuando juntos a lo largo de toda su vida”, remarcó Osqui.

“Al trabajar con constructores que conocemos, sabemos que los edificios se empiezan y se terminan en tiempo y forma, sin letras chiquitas, ni picardías por parte de los mismos. En los emprendimientos que comercializamos hasta ahora, se puso como fecha de entrega 24 meses y así se hizo; con desarrolladores experimentados y respaldo económico no se necesita más tiempo. Entre las desarrolladoras que trabajamos se encuentran: Antú, DOECO, Los Fresnos, CST y Clamaco, entre otros, empresas que hacen que brille nuestro nombre gracias a su desempeño”, explicó el joven Bonardi. La obra de las torres de Lavalle N°1060, desarrolladas por ANTU, tiene un tiempo estipulado de obra distinto, 36 meses,  ya que es un emprendimiento de 106 departamentos.

Si se recorre el centro de Ituzaingó se puede apreciar las obras finalizadas y las que todavía se están llevando a cabo. En 24 meses un edificio puede estar terminado, aunque hay otros que han demorado más de cinco años; “Ituzaingó sigue siendo un pueblo, ni bien se aprobó el código de planeamiento urbano todos vendíamos humo, algo que aún no existía, el famoso pozo, porque no había ningún edificio levantado, con lo cual para el inversor era más difícil decidirse, porque había humos encantadores. Hoy en día ese humo está materializado en lo que nosotros decíamos que se iba a hacer, por eso es deber de los compradores investigar y ver quienes cumplieron y quiénes no. Ahora muchas torres están paradas o avanzan a un ritmo muy lento, ya que contaban para su realización con el capital que debía ingresar con las ventas de las unidades, ventas que no se hicieron. Más de un 50% de las obras en construcción tienen atrasos, el buen desempeño nuestro se vio facilitado, en parte, gracias a haber elegido con quien trabajar”, completó el vecino.


“Hoy el comprador es el que dirige el mercado y por eso las propiedades tienden a bajar”


Las calles se suceden, Soler, Alvear, Olazabal, Villalonga, Lavalle, en ellas hay trabajos que Bonardi lleva a cada vecino. “Las obras que comercializamos, terminadas o en construcción, no necesitan el aporte de capital del comprador, lo que le permite a la inmobiliaria contar con mayor margen para financiar la adquisición del inmueble. Con el mercado en general en recesión y el dólar fluctuante, sumado a las complicaciones que trajo el Covid-19, la adquisición de inmuebles se transformó en un debate entre ahorro e inversión. Hoy es fuerte el comprador, es el que dirige el mercado y por eso las propiedades tienden a bajar. Es buen momento para invertir, con las limitaciones que tenemos para comprar dólares es buen momento: transformas tus pesos en ladrillos y después recuperas dólares al vender. Ahora, dentro del mismo tipo de inversión tenés distintas variables, por ejemplo: si se le compra a una empresa consolidada, con experiencia, responsable y con respaldo, es tan simple como lo que acabo de decir, 100% seguras. Ahora si uno es un poco más arriesgado, puede invertir en obras donde se necesite el capital de los compradores para que se lleven a cabo, en general la rentabilidad es más tentadora; yo las defino como un juego de azar con apuestas. Si sale una buena mano, es como te dijeron, si sale mal, cosa que no dicen, se pierden los ahorros de toda una vida. Este país es tan inestable, para bien o para mal, que tenemos una cantidad de variables inimaginables a la hora de construir, más que las de una ruleta”, explicó Osqui y completó, “en el tiempo que demoran estas obras tenemos hasta cambios de gobierno y por ende de políticas de estado. Si me preguntas a mí, yo elijo el primer tipo de inversión y dejar la segunda para un juego de mesa con amigos. En resumen, es un buen momento para invertir eligiendo bien con quien invertir”.

Con 45 años de trayectoria, el 2020 encuentra a Bonardi ante el mayor desafío comercial de su historia: la venta del edificio más alto y grande de todo el partido de Ituzaingó: “Llevamos adelante la venta total de las torres de Lavalle, que están siendo ejecutadas por Antú, con más de cien departamentos. La más grande y alta del municipio hasta ahora, es el desafío que estamos cursando actualmente, ya tenemos más del 70 % vendido y esperamos en los próximos diez meses terminar de venderla. En paralelo, este año vamos a cruzar la línea y comercializaremos dos obras en la ciudad de Castelar, un edificio en la calle Avellaneda a metros de Arias y un complejo de dúplex en Prúdan entre Zeballos y Pasteur. Además, tenemos otros dos proyectos prontos a lanzarse, uno ya se inició la obra, situado sobre la calle Olazabal entre Fragio y Pirán, desarrollada por CST, y la otra que en el transcurso de estos meses saldrá a la venta en la esquina de Pasaje Villalonga y Pirán, desarrollada por Los Fresnos”, señaló Bonardi.


“La idea siempre fue transformar casas en hogares, que los clientes no sean clientes sino personas”


Cada departamento, cada construcción y cada emprendimiento lleva consigo la impronta de la familia Bonardi. Aquella que contó hace más de un siglo con la primera pensión y posada del distrito y la famosa quinta donde los pioneros del pueblo se encontraban en asados y reuniones. Bonardi lleva adelante el particular trabajo de unir a las familias con las casas y departamentos que luego serán sus hogares: “Soy guardavidas, hice el ingreso a bomberos voluntarios, estudie medicina, siempre fue mi ser ayudar al otro. Cuando empecé acá, la inmobiliaria era apenas un local, yo le decía a mi viejo que teníamos que hacer más operaciones para que la gente no cayera en las inmobiliarias en donde vas y te cortaban la cabeza.

¿Era utópico? Si, como todo joven. En aquel entonces hacíamos muy pocas ventas al año, entonces, el boca en boca era lento, muy lento, pero muy efectivo; gracias a eso y apalancado con nuestra seriedad en el trabajo y conducta intachable, hoy tenemos un caudal de ventas sostenido. La idea siempre fue transformar casas en hogares, que los clientes no sean clientes, sino personas que van a tomar esta decisión, en su mayoría, una sola vez en su vida. Es por esto que ponemos todo de nosotros para que las cosas salgan de la mejor manera. Nunca los honorarios nos nublaron la vista o nos hicieron callar u omitir,  ponemos por delante a nuestros clientes en el 100% de los casos, son nuestra base del éxito. Nuestro equipo es una familia, generando un ambiente de mucha confianza, donde aquella persona, en un entonces temerosa y nerviosa por la  decisión a tomar, posteriormente, se convierte en amigo y esa es nuestra mejor recompensa”, finalizó Oscar Bonardi.
 
Gabriel Colonna

Gabriel Colonna

Fotógrafo

Fotógrafo. Programador Web. Emprendedor.
Fundador y Director Ejecutivo de Castelar Digital.
Socio Fundador de GAMA Taller de Imagen.
Socio Fundador de Ocho Ojos.

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Leandro Fernández Vivas

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Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.

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