Los árboles se mueven al viento generando un ronquido particular. El sol calienta las mejillas que muestran rastros de arena del arenero y alguna miguita de galletita. La trepadora es la principal atracción, solo permitida para los más grandes, los de 5 años. Las hamacas y los toboganes no pierden popularidad. El recreo está inundado de voces, risas y cortos gritos. Todo es alegría en el bello e histórico Jardín de Infantes 901 de Castelar Sur.

Llamado Merceditas de San Martín, en homenaje a la hija del Libertador, está de fiesta ya que este año cumplió 75 años de historia. El que nació como el primer jardín de infantes público en el viejo Morón, aquel partido que incluía a Morón, Ituzaingó y Hurlingham, tiene muchas historias que contar.

El Jardín Nº1, tal su numeración original, abrió sus puertas el 13 de mayo de 1948 en Zeballos 2490 en los terrenos donados por la vecina Natalia Adelaida Tachella, según publicó en sus redes sociales el Instituto y Archivo Histórico de Morón. El edificio original, que aún se conserva ampliado, contaba con Dirección, tres salas, una sala de música, baños y una casa habitación que era el domicilio de la directora. La primera en el cargo fue María Dubois de Jardón, quien fue nombrada el 17 de marzo de ese año y se retiró recién en julio de 1959.

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Durante los primeros años, el Jardín funcionó con una directora, tres maestras de sección, dos niñeras, una ecónoma, una visitadora social, una profesora de música y un ordenanza. La matrícula era de unos 110 niños.

75 años después el 901 es el doble en matrícula y docentes, continúa teniendo el parque más grande y bello de la zona. “Fui alumna del jardín, entre con tres años en el 64. Hoy soy Directora del 901 y me voy a jubilar acá. Empecé y terminaré en el 901”, explicó a Castelar Digital Fabiana Boggi, ex alumna y quien actualmente dirige la institución.

“Es un jardín hermoso, tiene un parque increíble, tiene un cuarto de manzana. Un jardín que tiene muchos años, que implica mucho material didáctico, una biblioteca excelente, mucha cantidad de libros, de muy buena calidad. Tenemos aire acondicionado en todas las salas. Tenemos dos parques: el de adelante y el de atrás, que nos permiten estar con dos grupos al mismo tiempo. Durante la pandemia, en la época de burbujas, pudimos trabajar al aire libre”, enumeró la vecina. El 901 cuenta actualmente con una matrícula de más de 260 alumnos y una planta docente, no docente y auxiliar de casi 30 profesionales.

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En mayo el jardín realizó un acto interno, con los actuales infantes y sus padres. Se presentaron también inspectores y otros funcionarios, pero el festejo oficial se realizará el 3 de noviembre por la mañana para el que se convoca también a ex alumnos y ex docentes.

“Cuando ingresé como alumna no había jardines en la zona, este era el único. Se había creado hacía dos años un jardincito chiquito, privado, del otro lado de Castelar, pero ningún colegio de los grandes de Castelar o Morón tenían jardín. El Inmaculada, el San José de Morón, el María Auxiliadora, ninguno tenía jardín en ese momento. Después en seguida tuvo la Modelo de Castelar, fue el otro pionero. Mi mamá era maestra y eligió que fuéramos al jardín Nº1. Todos veníamos acá. Los adultos de mi edad, que hemos ido al jardín en la zona de Morón, todos fuimos compañeros de acá”, recordó Boggi y continuó, “volví muchas veces como maestra, en alguna reunión, pero cuando volví como directora, como parte del jardín, empezaron a aparecer un montón de imágenes que creía olvidadas, imágenes nítidas de recuerdo: me acordaba donde estaban las cosas, el baño, que estaba en otro lado, o algunas salas. De la sala verde, la sala de 5, me acuerdo exactamente dónde estaban las cosas. Había un sector en el fondo, el sector dramático porque se usa para dramatizaciones, un lado era la casita, del otro la peluquería, porque en esas épocas las señoras iban muy seguido a la peluquería. Al costado había un mueble que usábamos para jugar a vender y comprar. En frente era el sector de carpintería, al que iban solo varones. A mí me encantaba pero me daba vergüenza, alguna vez me debo haber animado pero muy pocas, porque en ese momento los juegos de varón no eran de nenas. Los chicos que iban a la carpintería después venían a tomar un café al sector de la casita. Me acuerdo perfecto”.

En épocas de loteos, el patio del jardín no tenía vecinos. La directora recuerda cómo tras el alambrado perimetral continuaba sólo pasto hasta llegar a la Base de Morón, en aquel entonces la VII Brigada Aérea. Sin calles ni casas, era un continuo pastizal hasta el aeródromo. El vínculo con la aviación era tal que durante la década del 70 el 901 contó con avión en su patio, se trató de un Lockheed Electra que resultó peligroso y tras unos años fue retirado, pero quedó en la memoria de todos los chicos que jugaron en él.

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De aquel jardín inicial de apenas unas salas, fue creciendo en aulas y prestaciones. El patio, que nació descubierto, se techó. Se construyeron nuevas salas. Se dividió la sala de música y actualmente lo que era un hall amplio, pero poco utilizado, es la nueva sala de música, al frente de la institución. Supo tener un laberinto en su parque y otros juegos similares a los de las plazas cercanas. Hoy tiene un jardín de mariposas, con plantas nativas que favorecen la biodiversidad autóctona. Las hamacas, históricas en sí mismas, son aquellas que durante décadas fueron elegidas por sus alumnos. Y los árboles, símbolos del 901, fueron testigos mudos del crecimiento de los alumnos y del barrio.

“Es difícil pensar en lo que significan 75 años. A mí me resulta superimportante, las paredes que son las mismas, la tierra, muchos de los árboles. guardan un montón de historias, de vidas, de risas, de llantos, de miedos. Cuando llegan los nenes en sala de tres y hay llantos, y hay angustia por parte de la familia. Pero vas viendo al transcurso del año que se van relajando y van aprendiendo a disfrutar. Cuantos chicos mantienen su amistad después del jardín. Hay toda una historia que nos es común a todos”, finalizó Fabiana Boggi.

Cada mañana y cada tarde, cientos de niños y niñas ingresan al histórico 901 de la misma manera que miles de vecinos de Castelar lo hicieron a la misma edad, pero en otras épocas. Momento fundacional, el inicio de la escolaridad, primeros pasos en la formación de los futuros ciudadanos en un entorno de juegos, amor y amistad. ¡Feliz Cumpleaños Jardín 901!

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