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Cultura
26 Sep 2021

La bella Escuela 17 cumplió 100 años de historia

Por: Leandro Fernández Vivas.
“Fui muy feliz en la 17”. Directivos, docentes, ex alumnos y otros vecinos le contaron a Castelar Digital cómo es la escuela centenaria de Castelar Sur y qué recuerdan de sus vivencias dentro de sus aulas.
La luz se cuela en diagonal por el patio de las arcadas dibujando una línea ondulada entre luces y sombras. El mismo sol ilumina el salón de actos pero deja a oscuras el escenario que mira desde la altura a la escalera de granito y baranda de hierro que lleva a la planta alta. Casi una veintena de aulas, sala de computación, de tv, biblioteca y hasta una áspera y pequeña cancha de futbol en el patio trasero completan las instalaciones de la Escuela 17 de Castelar. Una de las instituciones educativas más bellas del oeste y la que ha dejado su impronta en la sociedad de la ciudad durante 100 años.

La Escuela Primaria Nº 17 “General San Martín”, ubicada en Maisón 531, en Castelar Sur, es una referencia sobre educación pública y de calidad en la zona. Junto con la Escuela 7 Tomás Espora, y luego también la Escuela 40 Monseñor Miguel de Andrea, fue históricamente el lugar de risas, encuentro y formación de todo guardapolvo blanco que se veía por la zona. Con un edificio imponente, que presenta en su fachada las líneas típicas de la década del 30, y una corta escalera de acceso central siempre manifestó desde su establecimiento su objetivo de calidad y calidez. Miles de alumnos, hoy vecinos de la región, aprendieron en sus aulas. Muchos de ellos han brindado su testimonio para esta nota, haciendo una especie de racconto de los cien años de historia de la 17. Incluso, quien subscribe también aprendió, creció y rió durante toda su primaria en la hermosa escuela 17, por lo que la objetividad no será parte de esta redacción.

La Escuela 17 nació ante la necesidad del nuevo pueblo que crecía en el entorno de la estación del ferrocarril pero que no contaba con escuela céntrica. El 19 de septiembre de 1921 se dio por inaugurada la Escuela 17 de Castelar, la primera en la zona cercana a la estación la que aún era apenas un andén bajo central que recibía algunos trenes a vapor que provenían desde Once. Entre quintas y fábricas de ladrillos, la 17 comenzó a brindar clases al año siguiente en dos cursos a cargo de las pioneras  María Adela Argotas Salinas, su directora, y Lía Nuñez Chañeton, maestra de primer grado.

De la primera ubicación, en una pequeña casa a más de diez cuadras de la estación del lado norte, en 1926 se trasladó a la calle Montes de Oca, en un solar donde hoy se encuentra el Club Argentino de Castelar. Luego se ubicó en el lado sur del pueblo, en Luis María Drago al 2600. Pero fue recién en 1930 encontró su lugar definitivo.

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A fines de la década del 20 del siglo pasado se proyectó, diseñó y construyó en Castelar sur un barrio modelo, el primero en su estilo en toda la región, se trató del Barrio Parque Castelar, nacido de la mente de dos ilustres arquitectos a pedido de un empresario de Santa Fe. El barrio comprendido entre las calles Aristóbulo del Valle, Máximo Paz, Bartolomé Mitre y la Avenida Zeballos lleva la firma de Alberto Prebisch y Ernesto Vautier, los mismos que diseñaron el Teatro Gran Rex de la Ciudad de Buenos Aires, el Obelisco porteño y hasta la Avenida General Paz (Ver: El creador del Obelisco y el Gran Rex diseñó el primer barrio parque del oeste). El diseño del barrio proyectaba espacios para las instituciones civiles de la época. En el entorno de la Plaza Belgrano se erigió una comisaría, la actual 3ra de Morón y se destinaron parcelas para una iglesia, una delegación municipal y una escuela. Allí encontró su lugar la 17.

Su edificio se comenzó a construir en 1930 y se inauguró con el ciclo lectivo del año siguiente. La bella fachada y el edificio principal sobresalían en un lugar donde aún abundaban los baldíos y las pocas casas eran chalets de techos bajos y tejas naranjas. En 1935 recibió el nombre General San Martín y fue apadrinada por el Regimiento de Granaderos a Caballo.

Para fines de la década del 50 la 17, junto con el barrio, fue el escenario de un increíble y doloroso accidente aéreo, la caída de un avión de combate de la Fuerza Aérea que tras despegar de la pista de Morón cayó a tierra a sólo tres cuadras de la escuela. El 10 de marzo de 1958 al mediodía un caza interceptor bi reactor Gloster Meteor IV despegó de la VII Brigada Aérea y a los pocos segundos impactó en la intersección de las calles Del Libertador y Maisón, el saldo fue de más de diez muertos, incluidos alumnos, padres y madres de la 17 (Informe especial: cómo fue el accidente aéreo del Gloster).

Para la década del 60 la población de la zona se había multiplicado por lo que la 17 creció, se construyó el salón de actos Islas Malvinas, la salida por la calle Laferrere y se completaron las aulas y patio de la planta alta. Castelar estaba a punto de ser declarada Ciudad y la 17 estaba a la altura. Hacia los 90 vivió una transformación que la obligó a ampliar su matrícula, se creó la Escuela General Básica y la primaria pasó a tener nueve años y la secundaria solo tres en formato de Polimodal. Esos dos años extras se cubrieron con profesores de la Escuela Vespertina Nº9 que utilizaba el edificio de la 17 en horario nocturno. Ya en el siglo XXI el formato EGB y Plimodal se descartó volviendo a Primarias y Secundarias de 6 años cada una.

Testimonios
Miles de habitantes de Castelar y vecinos de otras localidades se formaron en la Escuela 17. Miles de amistades y amores, vínculos inquebrantables nacieron en la 17. Al día de hoy existen infinidad de amistades que surgieron de las aulas de la escuela y que perduran sin que les afecte el tiempo o la distancia. Los valores inculcados por los docentes de la 17 son los que comparten varias generaciones de vecinos de la ciudad y se nota en los recuerdos y palabras de cada uno de los que formaron parte de la comunidad de la Escuela 17. Directivos, docentes, auxiliares, profesores, preceptores, cooperadores y muchos más pusieron mucho de si para que sea una de las mejores escuelas de la zona.

Actualmente la Directora de la Escuela 17 es la docente Eugenia Pioch quien tomó el cargo hace tres años: “con sólo traspasar la puerta ya te enamoras de esta escuela. No la podés dejar, tiene una energía, algo que te hace volver y volver. El día de las elecciones se acercó muchísima gente, ex egresados de la escuela, se acercaron para sacar fotos y pasar a recorrer la escuela. En los últimos días se acercaron egresados de hace 40 o 50 años a visitar la escuela, a recorrerla. Tiene una carga muy especial ser egresado de la 17”, explicó ante las consultas de Castelar Digital.

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Lidia Pollini fue directora entre el año 1998 y 2006, pero antes había sido alumna de la misma escuela: “Ingresé junto a mi hermana melliza en el año 1955 y terminé sexto en 1960. Luego ocupé el cargo de directora donde me jubilé en abril del 2006. La Escuela 17 fue y será mi segundo hogar. Allí concurrieron mis hermanas y primos, quedó sellada mi hermosa infancia. Yo vivía a tres cuadras, éramos todos una gran familia. Recuerdo de mi escolaridad a la Señora de Caruzo, la Señora Malvinas, la Secretaria Señora Siroti y al director Emilio Muñoz Ortega. De mi paso como Directora recuerdo absolutamente a todo el personal docente, auxiliares y a la excelente Asociación Cooperadora. Todo personal de excelencia. Con 12 de ellas nos reunimos siempre”, completó. Pollini participó del viaje de egresados de 1999 junto a los tres cursos, de los dos turnos de la escuela, que terminaron sus estudios ese año. El viaje a Villa Carlos Paz, Córdoba, dejó una huella imborrable en quienes participaron junto a sus amigos, compañeros, docentes y hasta la directora de la escuela.

Susana Brea ingresó a la 17 como docente suplente a mediados de los 70, en 1978 titularizó el cargo y se desempeñó como maestra de primero, segundo y tercer grado hasta el 2006 cuando se jubiló: “Fueron muchos alumnos, muchas directoras, muchos docentes. Fui muy feliz en esa escuela, era mi segundo hogar. Después de que me jubilé en 2006, pude ir pocas veces pero con mucho sacrificio, porque no podía ni pisar el hall de entrada que me emocionaba. Para mi no era un trabajo, era un placer estar con mis alumnitos y las familias de mis alumnitos. Me emociono de contarte. En el 2006 me jubilé y extraño cada día más. Mi vida eran mis hijos, mi familia y ustedes, mis alumnos”, contó desde su casa ubicada apenas a tres cuadras de la 17.

Teresa Reguero, Tere para sus alumnos, ingresó al cargo a principios de la década del 80 y se desempeñó como maestra de los últimos años hasta el 2005: “la 17 es una gran escuela, tengo un recuerdo hermoso, un comunidad hermosa. Fue realmente muy lindo por el afecto y cariño que los alumnos. Hoy cuando me encuentro con ellos me saludan, también me llaman para mi cumpleaños o para el día del maestro. Mis primeros alumnos hoy tienen 49 años. De mis compañeras recuerdo a Raquel Grilloni a Norma Borgelo de Prat, Susana Brea, incluso fue maestra de muchos de los hijos de mis compañeras. La 17 siempre fue de contener a los chicos, muy inclusiva. Incluso yo me salía del programa y tenía talleres de charlas con los alumnos por fuera de los temas del colegio pero dentro de la escuela. Eran Consejos de Aula, con temas que proponían los estudiantes. Hablábamos de compañerismo, de valores. Salían cosas muy lindas, el vínculo con los chicos fue hermoso”, recordó.

Magui Espada lleva adelante el Taller de Folklore de la escuela desde 1989 hasta la actualidad y dirige el Grupo Escuela de Danzas Argentinas (GEDA) conformado por alumnas y alumnos de la escuela y que ha representado a la 17 en un sinfín de escenarios y certámenes: “Son 32 años dirigiendo el grupo GEDA, la Escuela 17 es mi segundo hogar y también lo fue para mi esposo, mis tres hijos y otros familiares, todos ellos ex alumnos. Son muchos años compartiendo momentos junto a maravillosas personas con las que hoy desde mis comienzos mantengo una hermosa amistad. Hoy tengo la dicha de tener alumnos que son hijos de ex alumnos”, describió a este medio.

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Sofía Fortunato trabajó durante 28 años, de 1983 a 2011, como Maestra Recuperadora y Orientadora educacional, se desempeñó junto con Raquel Delgado y María de los Ángeles Maisón. “Una hermosa institución, donde confiando en este espacio envié a mis hijos para que disfrutaran de este ámbito educativo de enseñanza pública, a la que adhiero. La 17 fue un espacio donde desarrollé mi profesión perteneciendo a un Equipo Orientador Escolar que me permitió dar y recibir vínculos de aprendizaje y afecto”, rememoró.

Horacio Sánchez es ex alumno de la 17 pero se revinculó con la escuela por medio de su esposa, Sofía Fortunato, y sus hijos que estudiaron también en la escuela. “Fui alumno, padre de alumnos, cooperador y esposo de la Orientadora Educacional del Gabinete Psicopedagógico. Cursé tres años, del 67 al 69. Recuerdo a la portera Isolina, que repartía mate cocido con pan con manteca, Matilde Guerra de 5° grado. Y a mis compañeros a Daniel Pinto, Ariel Dorf, Luis Pastor”.

Laura Pinto es veterinaria y es una de las profesionales más conocidas en su especialidad en Castelar Sur. También egresada de la 17 recuerda cuando aún el colegio no tenía ni siquiera su cancha de fútbol: “Vivía cerca del colegio, donde aún vive mi madre. Cursé del 63 al 69 y tengo aún algún cuaderno. Recuerdo a las maestras, la Señorita Neniche en primer y segundo grado, la señorita de Traferro en sexto y séptimo y la señora Gouma Dolmen, la portera. Recuerdo cuando nos repartían galletitas, cuando en las fechas patrias nos daban alfajores, o cuando Íbamos a jurar la bandera en cuarto grado a la base de Morón con los soldados. Me acuerdo cuando el patio del fondo que da a Laferrere era un baldío. El mejor colegio de la zona”.

Juan Carlos Martínez es otro de los ex alumnos más conocidos en Castelar. Fue miembro de la Asociación Cooperadora de la 17 como también Concejal de Morón y fundador de la FM En Tránsito de la ciudad: “Fui alumno desde el 63 hasta el 70. Una escuela muy heterogénea, sumamente divertida, de mucha calidad educativa. La pasé muy bien. Después volví como docente de la Media 9, todo aquello que me parecía gigante no lo era tanto, cobró otra dimensión. La 17 es la escuela que después elegí para mis hijos Juan Matías y Paula Leticia, y estuve diez años en la Asociación Cooperadora. Recuerdo de mis épocas de alumnos a Alcorta, Poso, Corradini, Pereyra, Soto, Orlando, que éramos el equipo de futbol con los que competíamos en la canchita flamante de la calle Laferrere. Después de la 17 estudié periodismo en la Escuela Argentina, cree una radio, un periódico y fui elegido en 1993 como director de La Voz de Castelar, tarea que no se ha interrumpido hasta ahora. Además soy funcionario público, soy subsecretario de desarrollo local y administrador en el parque industrial de la cantábrica”, contó el vecino.


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El ex alumno Hugo Podbersich hoy está muy lejos de Castelar, reside en Tierra del Fuego, pero desde allí recordó a Castelar Digital su vivencias en la 17: “cursé de 1965 hasta 1971. Los que egresamos ese año fuimos los Egresados del Cincuentenario. Los años que pase en ella me forjaron e inculcaron valores que aún aplico. Recuerdo el primer día de clases, cuando la Señora Guman  me recibe en el patio abierto y para orientarme me pregunta a que grado iba. Yo, muy seguro, le digo ‘a Séptimo’, esbozó una sonrisa y me dijo’ formate acá con los de primero’. Recuerdo a la Señora Nenitizche en los primeros grados, la Señora Dorrego pelirroja y con lentes obscuros, Señora Lombardero, Señora Beltrán, Señora Aramburú, Señora Guman, Teresita Alonso, Señora Guerra, Mariú no se el apellido. También la Señora Isolina mamá de una compañera, Silvia Manzano, y portera del colegio. Ella era la que nos recibía en la puerta y se aseguraba que nadie saliera, también preparaba el mate cocido del recreo largo y con su compañera mantenía el colegio impecable. Con mis condiscípulos nos vimos de tanto en tanto o nos cruzamos en Castelar pero  ya mayores, entre ellos están Ángel Cordasco, Patricia Agosti, Silvia Manzano, Silvia Nielsen, Susana Juliá, Susana Cioffi, Juan Carlos Cutrín, Luis Gonzales, Gallo, Hugo Perichon, Norberto Santillán, Jorge Marzulo, Omar Rubial, Jorge Poroyan, Gustavo Paz. Cada vez que la situación lo permite nos juntamos y tratamos que hacerlo cada vez que algunos de los que vivimos lejos estamos por Castelar”, reseñó el ex alumno quien tras su paso en la 17 estudió en el Dorrego y se especializó en Turismo en la Universidad de Morón, lo que lo llevó a conocer el mundo y encontrar su lugar en Ushuaia donde hoy se desempeña en el Museo del Fin del Mundo.

Roxana Suárez egresó en 1975 y relata orgullosa que desde entonces todos los años se reúnen todos los compañeros de curso: “La 17 significa los mejores recuerdos de mi infancia. Hermosa época que la tengo muy presente. Todos los sábados, el primer sábado después de la primavera nos vemos. Ya son 46 años de reuniones y siempre se toma lista y se recuerda a nuestros maestros, auxiliares y los actos en los que participamos”. Su hermana, Mariana Suárez, egresó en 1981: “Recuerdos afectuosos tengo de las docentes, esos que no se borran. La 17 es mi infancia, mi lugar, hermosos momentos. Éramos muy unidos con mis compañeros, un grupo muy lindo, eso hacía que cada mañana me levantará con entusiasmo”, completó la vecina quien luego estudió en el José Hernández y en la UBA donde se recibió de psicóloga. Hoy es docente en el Colegio San José de Morón y en el Jardín de Infantes del INTA. Marcela Suárez, hermana de las anteriores, cursó desde 1972 hasta el 78: “La Escuela 17 para mi significó mucho, aprendí valores, el respeto hacia los docentes, la responsabilidad. Recuerdo a los docentes que me marcaron: Teresita Diegues fue mi maestra de Primero y Segundo grado, gracias a ella elegí lo que hoy soy, docente, su forma de enseñarme inspiró, me despertó ese gusto por la docencia, quería ser como ella”, contó la vecina quien hoy es Maestra y realizó sus prácticas docentes, antes de recibirse, también en la 17. Su hija, Soledad Méndez, también estudió en la 17, de Primero a Noveno, luego transitó por el Dorrego y finalmente se decidió por la Licenciatura en Biología. Hoy es Doctora en Biología, especializada en fotodegradación de materia vegetal, con experiencia en centros de investigación de Canadá y Alemania (Ver: De Castelar a Alemania de la mano de la ciencia): "La 17 me dio mis amigos más queridos. Muchos recuerdos hermosos y donde se despertaron mis ganas de seguir estudiando. Recuerdo a Nilda una de las porteras, a las que fueron mis maestras las recuerdo con mucho cariño en especial a Teresa que siempre pasaba a saludarla, cómo olvidar nuestras largas charlas, éramos vecinas. Es inevitable no pensar en esos años con nostalgia". Su hermano, Nicolás Suárez, egresó en 2006: “Son recuerdos hermosos, es pasar por la puerta y sentir nostalgia. Recuerdo a las maestras Laura, Patricia, Norma… Nélida con su personalidad te hacía saber cuándo te salías de la raya. Los compañeros hoy siguen siendo amigos de la vida”.

Nicolás Espósito cursó desde 1991 a 1999 y vivió durante su infancia a menos de 100 metros de la 17: “Fueron  años maravillosos, significó mucho porque es la escuela de mi barrio. Donde aprendí valores, educación y tuve una Infancia maravillosa. Tuve excelente maestras como Susana Brea y Alejandra Chaile. También es la escuela donde fueron mis dos hermanos, Gisela y Miguel, mi cuñado Adrian, ahora en primer grado está mi sobrina, Abril Fernández. Mis amigos son también de la 17, Jorge Bossero, David Novoa, Martín Montenegro, Leandro Fernández Vivas, Federico Bosero. La 17 fue maravillosa”, completó el vecino quien hoy es Odontólogo, con consultorio en Morón y en es Secretario Técnico en el Hospital Equiza de González Catán.

Matías Martínez egresó en el 2001 tras 9 años de EGB: “Cursé del 93 hasta el recordado 2001. El último año transcurrió entre muchos días de paro, una situación muy tensa para toda la comunidad, un viaje de egresados que no quisimos perder y un acto de colación a pocos días del trágico 19 y 20 de diciembre. La 17 significa el lugar donde forjé muchas amistades, vivíamos todos a muy pocas cuadras de la escuela, la comunidad entera se vinculaba a través de una cooperadora muy fuerte. En los 90, mi padre y madre fueron parte de la misma y coincidía que padres y madres también de mis compañeros de curso lo eran. Por eso la escuela era nuestra segunda casa. No solo íbamos de lunes a viernes a cursar, sino que también los viernes por la noche o los sábados pasábamos todo el día allí acompañando las jornadas de trabajo. Por aquellos años existía el mito acerca que la 17 era la mejor escuela primaria pública de Morón y nuestra generación tuvo la oportunidad de demostrarlo. En 1996 el instituto sanmartiniano junto con la Municipalidad de Morón organizaron una competencia de escuelas sobre la vida y obra del Gral. Don José de San Martín. No podíamos defraudar, y vaya que no lo hicimos! Todos los cursos que participaron obtuvieron los primeros puestos según su modalidad: preguntas y respuestas, dibujos o escritura. Junto a mi compañero de 4º A, Joaquín Blanco, pasamos muchas semanas estudiando para conseguir el premio principal para nuestra categoría: un equipo de música. La escuela en general obtuvo, televisores, computadoras y litros y litros de pintura. Los mejores recuerdos que guardo son de mi querida 17. Imposible olvidar el llanto compartido en 1994 cuando nuestra señorita Mirta nos habló de Maradona a pocas horas que fuera retirado del mundial de USA. De la señorita Norma que a todos intimidaba con su postura pero que al conocerla se descubría un nuevo mundo a través de su palabra. De los actos escolares donde siempre éramos protagonistas, del duelo futbolístico contra el Pompeya. Hoy vivo a pocas cuadras de la 17 y paso seguido a visitarla. Causa placer verla tan linda. Me une a ella, además de un vínculo afectivo, también un vínculo laboral. Como Consejero Escolar de Morón debo velar por su mantenimiento, una tarea con muchas dificultades por la gran cantidad de establecimientos que tiene el distrito. Además, actualmente estoy cursando el profesorado de Geografía en el ISFD Nº 45 de Haedo encontrando en la tarea docente una motivación para continuar defendiendo la escuela pública, gratuita y de calidad”, reseñó el vecino.

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Rocío Fernández Vivas cursó desde 1996 hasta 2004: “la 17 fue un espacio de amistad y libertad. Recuerdo a mis compañeros y a todas las maestras que tuve, Susana Brea, Ana María, Daniela, Marcela y Mariela. Sigo en Castelar, soy docente y recuerdo con amor cada vez que nombro a mi escuela primaria”. Además, Rocío es charanguista e integra la banda Tulpa Folklore Latinoamericano.

La egresada Victoria Karapetian narra una historia particular. Emigró a Argentina con su familia desde Armenia en 1998 y cursó en Octavo y Noveno grado en la 17: “Fue una escuela muy significativa ya que me aceptaron en el colegio sin que supiera siquiera hablar Español. Hacía tres meses que me había mudado con mi familia a Argentina, desde Armenia, mi país natal, y me encontraba en el proceso de adaptación, tanto al nuevo idioma como las costumbres. Tanto la mayoría de los docentes como mis compañeros, fueron muy comprensivos, pacientes e inclusivos. La mayoría de los docentes marcaron un impacto positivo en ese entonces en mí, no recuerdo una en particular. Pero sí puedo destacar el apoyo y la ayuda fundamental de mis compañeros/amigos, Leandro Fernández Vivas, Damián Alejandro González y Sabrina e Ivana Sigimbosco. Fueron dulces e incondicionales e hicieron que la adaptación sea más fácil y amena. Son personas a quienes siempre recordaré con mucho cariño y aprecio. El curso de mi vida quizás no hubiese sido el mismo si no me hubiera encontrado con esa calidad de personas. Mi paso por la 17 fue uno de mis mejores recuerdos de la adolescencia y fue de un impacto muy positivo en mi persona y mi futuro”, recordó. Victoria hoy reside en Barcelona, España. Tras la 17 no pudo continuar sus estudios secundarios ya que debió trabajar para ayudar económicamente a su familia, pero luego estudio Diseño de Indumentaria, se dedicó al rubro textil durante 13 años hasta que se decidió por su verdadera vocación, la pintura. Hoy expone sus obras en España que destacan por su hiper realismo y expresión, siendo reconocida por el ecosistema artístico europeo.

Martín Montenegro cursó de Primero a Noveno en la 17 y egresó en 1999: "la 17 no me la olvido nunca más. Lo que me pasó con la 17 fue muy particular, los amigos que hice en la escuela hoy los sigo viendo. Conocí lo que es el compañerismo, la amistad, lo que es tener docentes, que ahora cuando uno lo mira desde grande con sus propios hijos, reconoce que tuvimos maestras que valen oro. Cuando tengo la oportunidad de cruzarlas y charlar, es hermoso. No se puede explicar. La 17 fue diferente. Recuerdo mucho a Susana Brea, Ana María que era mamá de unas compañeras nuestras, Ivana y Sabrina, compañeras de oro. Lidia, la directora, nos fuimos de viaje de egresados a Córdoba. Hoy tengo mi señora y dos hijos, mi señora es docente y le ha tocado hacer suplencias en la 17 y se encontró con una institución excepcional. Pasó el tiempo y la 17 sigue siendo la mejor escuela de Castelar! ¡Felices 100 años!”, expresó el vecino quien hoy se desempeña en el Correo en atención al público.

“La 17 para mí significa risas, diversión y nostalgia”, explicó Miguel Esposito, quien cursó desde 1997 hasta 2005, “recuerdo a casi todos mis compañeros  como maestras a Eugenia, Mariel Cuello,  Silvina Sutton. También muy buenos profesores como Sorroche, Amado, Varvasini  y Nora Carpanni, la preceptora”, completó quien hoy se desempeña como profesor de biología y preceptor en un colegio del distrito.

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Sebastián Sibelli cursó toda la primaria en la 17, al igual que los nueve hermanos Sibelli: “La 17 significa una parte muy linda de la infancia la que me formó como persona con esas cosas lindas que tiene la escuela pública de tener todos los contextos sociales juntos y poder hacer muchos amigos. Si bien vivo en Ituzaingó mis padres están cerca de la escuela así que pasó siempre por el barrio”, Sibelli es Director Técnico de Fútbol, dirigió en Primera al Club Deportivo Morón y hoy se desempeña en la UAI.

María Gabriela Sánchez es periodista, especialista en rock y cultura. Cursó en la 17 durante nueve años, de 1991 a 1999: "La 17 es el lugar donde pasé parte de mi infancia, donde conocí amigos que conservo, y del cual tengo buenos recuerdos. Recuerdo a las maestras Mirta Costa, Carmen Stracuzzi, Rita Koch, Mónica Persano y la Portera Nilda, entre otros. Recuerdo a todos mis compañeros de los años que cursé en la institución", reseñó la vecina quien también es colaboradora en Castelar Digital.

Leandro Fernández Vivas es periodista, redactor, movilero de radio y Director Periodístico de Castelar Digital. Cursó en la 17 desde 1991 a 1999: “Fui muy feliz en la 17. Reí, jugué, lloré, me enamoré, me embronqué también, aprendí, me copié, aprobé, desaprobé, hicimos travesuras y volvimos cada vez que pudimos. La 17 es Graciela Castillo, Susana Brea, Alejandra Chaile, Rita Koch, la directora Lidia Pollini, que fue al viaje de egresados de Noveno con nosotros. Conservo aún el buzo de egresados, que simula ser la bandera argentina y por el cual discutimos tanto para poder hacerlo, lo atesoro. La 17 me dio mis mejores amigos, hermanos de la vida. Además, me dio mi familia; en la 17 conocí a quien hoy es mi compañera, María Laura Libonatti, con quien tenemos una hermosa hija y con quien disfruto día a día caminar a la par. Además, mis primeros escritos, poemas, cuentos y relatos nacieron en la 17. Hoy soy lo que soy gracias a mi escuela”, completó quien subscribe.

Colmada de recuerdos, vivencias y risas, la 17 cumplió 100 años de historia. La pandemia no permitió un festejo a la altura, al menos por ahora, pero no faltará oportunidad para reunir exalumnos, docentes y amigos para celebrar la vida compartida en las aulas de la 17.

 
Leandro Fernández Vivas

Leandro Fernández Vivas

Periodista

Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.

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