La historia olvidada del turismo en el Oeste: lagunas, playas y descanso al aire libre
Por: Leandro Fernández Vivas.En Ituzaingó, en la esquina de Brandsen y Carabobo, funcionó una laguna de dos hectáreas que recibía visitantes durante los años 40. El predio tenía palmeras, muelles y hasta un servicio de alquiler de botes. El lugar fue pensado como punto de atracción para la zona, y durante años sirvió como lugar de paseo para familias y turistas. Con el tiempo, fue rellenado y urbanizado.
A solo unas cuadras, también en Ituzaingó, se desarrolló en 1934 la primera playa nudista del país. Se llamó Edén y ocupó una franja de bosque sobre el Camino del Buen Ayre. Aunque tuvo corta duración, fue un hecho inédito para la época y posicionó a la zona en medios nacionales e internacionales. La experiencia quedó documentada en revistas, libros y testimonios que destacan la libertad y el espíritu de contacto con la naturaleza que promovía el proyecto.
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Haedo y El Palomar, por su parte, también contaron con lagunas que funcionaron como destinos de fin de semana. En la década del 30, existió una gran laguna artificial al costado del ramal Haedo-Caseros del Ferrocarril San Martín. Tenía muelles, zona de descanso, botes y hasta una pasarela peatonal. En El Palomar, otra laguna con vegetación autóctona y fauna fue durante años punto de encuentro para vecinos y visitantes. Ambas fueron rellenadas y hoy están integradas al entramado urbano. A fines del siglo XIX, en la intersección de las actuales calles Juan B justo y Congreso, en Haedo, estuvo la Quinta Bengurria que tenía en su interior una laguna donde se podía pescar, bañarse o pescar. Incluso dentro de la laguna había una pequeña isla donde se criaban patos y eran parte del paisaje turístico del oeste.
Aunque estos espacios desaparecieron con el crecimiento de la ciudad, su historia refleja una etapa en la que el oeste ofrecía naturaleza y recreación a pocos kilómetros del centro porteño. Un capítulo poco conocido que sigue vivo en la memoria de antiguos vecinos y en los rastros que dejó el paisaje.
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Leandro Fernández Vivas
Periodista
Técnico Universitario en Periodismo.
Director Periodístico en Castelar Digital.
Socio Fundador de Ocho Ojos.