Todos tenemos el mismo valor, por Alas Nuevas
Todo transcurría en silencio.
Los chicxs en las escuelas y los jardines de infantes, se pasaban mirando los lápices de colores, hacían dibujos y trazos sobre las hojas en blanco y no se veía nada, les sacaban punta una y otra vez y nada.
La punta estaba pero no escribían, salvo el negro y el blanco, que se ve solo en hojas de color. Ensimismados en la tarea de querer hacer escribir a los lápices, ni salieron al recreo.
Los adultos ni se habían dado cuenta, cuando los chicos contaban que los lápices de colores no escribían, se reían y minimizaban el hecho. El chat de los chicxs decía: los lápices nuevos tampoco escriben.
“LOS COLORES DESAPARECIERON”
A la semana siguiente hasta el más despistado sabía algo del tema, la pregunta era: ¿Dónde están los colores?
¡No había respuesta para este acertijo!
Se reunieron especialistas de todos los ámbitos, en cromoterapia, coloristas, fabricantes de todas las marcas.
Éste tema dejó de lado las noticias, el dólar, la política etc.
Y así pasaron varios meses, con la llegada de la primavera, algo había sucedido. Los chicxs estaban más contentos, le pregunté a mi hija, Luna, como al pasar, si había alguna novedad sobre el tema “lápices”, obtuve por toda respuesta:
-¡Sin novedades, papá!
Pero a ellos se los veía distintos, se los notaba más alegres.
La maestra escribió en el chat de Papis: los chicxs están raros, hablan en voz baja, se ríen sin parar, es como si estuvieran tramando algo. En el recreo se reúnen en ronda se toman de la mano, y cada uno va contando algo. Cuando les consulté me dijeron que es un juego que inventaron ellxs.
¡Los vi tan contentos! Que les dejé en la mesa de trabajo un caramelo para cada unx.
Parecía que todo había vuelto a la normalidad, pero los lápices de colores seguían sin escribir.
Todos los padres y madres, estábamos atentos, haciendo averiguaciones, pero sin mayores resultados.
Una madrugada me levanté y en la habitación de Luna escuché voces y por debajo de la puerta salía un haz de luz multicolor, al preguntar: - ¿Luna todo bien? -. Se apagó la luz, y ella dijo: -Sí, papá, todo bien estoy durmiendo.
Camino a la escuela nos encontramos con Estrella y su mamá, ellas se nos adelantaron, hablando efusivamente. Se las veía muy animadas, hablaban de diferentes dimensiones, de música del universo, de seres celestiales y de Creer para Ver.
Sucedió que un compañero les contó que había recibido un mensaje al oído, que si dos o más personas piensan lo mismo, en un mismo momento y es benéfico, se convierte en realidad. No importa a que distancia estén. Ahí mismo cuando salieron al recreo lo pusieron en práctica, y todos pensaron que les dieran un caramelo. Cuando llegaron al aula, no lo podían creer, arriba de sus mesas había un caramelo para cada uno. Se dijeron que esa noche antes de irse a dormir pensarían en los colores y ¡la habitación se llenó de color! Comprobaron que los lápices de colores escribían. ¡Estaban descubriendo el poder de los buenos pensamientos!
Ese día escribieron un renglón con cada color para ¡Celebrar la Aparición de los Colores!
TODOS TENEMOS EL MISMO VALOR TODOS TENEMOS EL MISMO VALOR TODOS TENEMOS EL MISMO VALOR TODOS TENEMOS EL MISMO VALOR TODOS TENEMOS EL MISMO VALOR TODOS TENEMOS EL MISMO VALOR TODOS TENEMOS EL MISMO VALOR TODOS TENEMOS EL MISMO VALOR
Luego se supo que los lápices de colores presentaron un petitorio donde expresaban su malestar por estar en línea de espera, para ser utilizados para pintar dibujos, mientras el lápiz negro escribía todos los renglones. Convinieron que todos lo hicieran por igual, un renglón de cada color y ¡todos contentos!
Alumno del taller de Analía Bustamente