“No hay merienda si no hay Capitán”, reza la canción de Fito Paéz que desde su título adelanta de qué se trata: Tema de Piluso. Con un gorrito, vestido de marinero y siempre jugando con su amigo Coci, interpretado por Humberto Ortiz, conquistó el corazón de los más chicos durante la década del 60 y parte del 70. Alberto Olmedo fue uno de los ídolos populares más influyentes del siglo pasado.

Dueño de un humor particular y de la capacidad de romper a gusto y libertad la cuarta pared, esa que transforma al televidente en público, como si no estuviera allí, pero que sólo algunos pocos pueden traspasar para sumarlos, cómplices, a sus chistes. El negro Olmedo marcó a una generación. Miles de chicos merendaron viendo al Capitán Piluso transitar distintas aventuras.

“Tu vida fue una hermosa vida, tu vida transformó la mía”, continúa la canción del músico también rosarino. Es que la vida de Olmedo, un día de carnaval, se cruzó con la de una multitud de niños de Haedo que disfrutaron de su acto y presencia.

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El Club Atlético Sportivo Haedo nació en 1924 en el corazón de la particular ciudad del oeste que lleva en su nombre. Primero destinado a actividades deportivas, fue siempre el punto de encuentro de los vecinos del barrio. Ubicado a pocas cuadras de la estación, supo ser la institución céntrica y en la década del 60 era el lugar ideal para los festejos de Carnaval.

A mediados de los 60 la comisión organizadora de los festejos de febrero logró una proeza. Coquito y Piluso en Haedo para todos los chicos.

El Instituto y Archivo Histórico de Morón, ente municipal dedicado a la preservación y difusión de la memoria colectiva documentada del distrito, publicó en sus redes sociales una fóto única, enviada por una vecina, testigo del suceso:

“Carnavales en el Sportivo Haedo, el año debe ser 1965/66, mi hermana está a upa de Coquito, y el gorro blanco es nada menos que de Piluso Olmedo! La calidad de la foto es bastante mala, ya que es una diapositiva, proyectada en la pared y luego le saqué la foto con una cámara digital, pero creo que vale la pena el recuerdo”, según explicó Graciela Merino.

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En la cima de su popularidad como Piluso, luego conocería cimas aún mayores con programas como No Toca Botón o por medio del cine, Olmedo hizo felices a los habitantes más pequeños, una tarde de febrero, en el corazón de Haedo.