Nueva columna: El arte de jugar y aprender
Por: Gisela Pastor.El juego es una actividad indispensable para todas las personas. A diferencia de lo que suele creerse, el juego no sólo resulta esencial para lxs niñxs, debe estar presente a lo largo de toda nuestra vida y por ello, los adultos no deberíamos perder la capacidad de jugar.
Es un proceso que se produce de forma innata, libre y placentera. Si bien es cierto que nosotros aprendemos a jugar, hay una inclinación natural hacia la exploración y el descubrimiento y esto ya es de por sí un momento de juego. Desde los primeros meses, el juego atraviesa nuestras vidas en acciones tan simples como el chupar, gatear, explorar con los sentidos e indagar los objetos que se encuentran a nuestro alcance. Gracias a él, lxs niñxs conocen el mundo que los rodea, exploran su entorno y afianzan diversas habilidades.
Sin embargo, el juego no solo tiene una función lúdica, sino que es también una actividad esencial favorecedora del desarrollo integral de lxs niñxs y un modo de expresión fundamental durante la infancia. Jugar es crear, explorar, descubrir, divertirse, experimentar. Por tanto, el juego no es solo “un juego”.
Los beneficios que esconde dicha actividad son innumerables pero entre ellos podemos destacar el desarrollo de habilidades sociales, cognitivas, afectivas y motrices. Por este motivo, podemos sostener que el juego resulta esencial en la infancia dado que es la forma natural que tiene nuestro cerebro de aprender. Aprendemos de manera natural muchos aspectos esenciales para la vida (por ejemplo, las interacciones y reglas sociales).
Incluso desde las neurociencias podemos abordar los beneficios del juego dado que se ha descubierto que las redes neuronales del aprendizaje se activan cuando la persona está contenta y relajada. Así podemos considerar al juego como una herramienta fundamental que predispone al individuo a aprender. Con el juego los pequeños viven experiencias placenteras a través de la creación de un mundo de fantasía. Por tanto, debemos aprovechar aquello que más les gusta hacer y que más felicidad les aporta, para adaptarlo a lo que queremos enseñar.
Cuando lxs niñxs aprenden a través del juego se predisponen de otra forma, dado que el error es parte del juego, lo cual les ayuda a conseguir confianza en sí mismo y a perder o disminuir el miedo a fallar, mejorando así su autoestima. Esto mismo puede observarse en los espacios lúdicos a nivel empresarial. Resultan frecuentes las capacitaciones que utilizan el juego para abordar problemas de liderazgo, dificultades en la comunicación o conflictos dentro de un grupo. ¿Por qué sucede esto? Porque mientras jugamos (tanto adultos como niños) nos predisponemos de una forma más placentera a lo vivido y lo asimilamos de una manera diferente. Además, el juego es una de las mejores formas para reforzar lo aprendido teóricamente, interiorizar los conceptos y ponerlos en práctica.
A partir de lo planteado hasta aquí, podemos sostener que si se aprende jugando, el conocimiento se consolidará de una mejor manera, gracias a la motivación y el placer que el juego genera. El conocimiento se fijará en nuestra memoria logrando un aprendizaje significativo.
Ahora bien, ¿en qué lugar ha quedado el juego frente a la pandemia? ¿cuánto tiempo de juego han compartido lxs niñxs con su familia? Seguramente muchos de ustedes han percibido que ellxs se han inclinado aún más hacia los dispositivos tecnológicos dejando de lado los juegos tradicionales que tanto les aportan. Muchas han sido las horas de exposición a estos aparatos y muchísimo lo que se ha perdido en relación a la interacción social.
Es por ello que como adultos debemos ser facilitadores del juego. Con esto no me refiero a tener que ser partícipes constantemente de las propuestas planteadas, sino más bien hablo de brindar recursos para que ellos adquieran la autonomía en el juego. Podemos ofrecerles tubos de cartón, hilos o lanas y hasta cajas de distintos tamaños. A partir de allí, su imaginación se disparará de una forma impensada y se abrirán infinitas opciones de juego (construcción, búsqueda de objetos, desplazamientos, creaciones de historias, etc.). Como podrán observar, el contar con recursos simples les permitirá entretenerse y a la vez desarrollar nuevas habilidades.
El juego nos conecta con lo instintivo, despierta nuestra creatividad y hace volar la imaginación. Por eso tan solo basta con brindar recursos para que se creen diversos mundos posibles. El juego nos permite así aprender de una manera diferente a la tradicional.
Los invito a ofrecerles a lxs niñxs diversos elementos para que examinen, indaguen y creen a partir de ellos propuestas de juego que no estén establecidas en un manual o en las instrucciones de un tablero. O bien pueden proponerles explorar la naturaleza y admirar todo lo que habita en ella. Seguramente se sorprenderán y abrirán las puertas a la inventiva. Así no sólo ellos, sino también ustedes podrán maravillarse al descubrir el poder del juego.
Gisela Pastor
Lic. en Ciencias de la Educación (UBA)
Gisela presenta, a través de su Instagram (@juegosenaccion), diversas propuestas recreativas y lúdicas para que lxs niñxs aprendan jugando con alternativas sustentables. Allí ofrece además diversas guías de actividades para las familias, docentes u otros profesionales que trabajan con las infancias para que puedan innovar sus juegos.
Actualmente desarrolla un taller de juego en la Escuela Ntra. Sra. del Rosario de Pompeya y otro en la Escuela de Arte "Arlequines" en Ituzaingó, a la vez implementa una ludoteca rodante con propuestas de juegos para niñxs con grupos reducidos (en las casas).
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