Ituzaingó y San Antonio de Padua eran apenas parajes en la primera mitad del siglo XX. Pocas casas completaban los incipientes pueblos, pero la mayoría estaban en el entorno de la estación. A diez cuadras del límite con Merlo nació una historia de familia que se transformó en una de las instituciones educativas más importantes de la Zona Oeste y de las más antiguas del distrito.

El Instituto General San Martín (IGSM) está ubicado en El Salvador 1136 y cuenta con más de 70 años de historia. Fue el primer colegio laico de Ituzaingó y hoy ofrece todo el espectro educativo, desde los 2 años de vida del estudiante hasta ofertas académicas universitarias. Además, destaca por ofrecer materias transversales a libre elección de los alumnos en áreas como robótica, emprendedurismo, artes, deportes y mucho más. Además, desde hace varios años brinda carreras universitarias por medio de la Universidad Católica de Salta. Incluso hace pocos días comenzó la inscripción del segundo semestre para las carreras universitarias, se trata de más de 15 títulos de grado y media docena de postgrados.

La historia del Instituto General San Martín se remonta al final de la primera mitad del siglo pasado. Cuando en 1948 Zulema Angélica Panera recibe un pedido inesperado por parte de una vecina. Con sus padres se había instalado en esta zona de Ituzaingó, conocida en esa época como La Loma, en 1939 y al terminar el colegio secundario se recibió de maestra. En una zona sin escuelas, su oficio fue bienvenido por sus vecinos: “Mis abuelos vivían en capital. Conocen esta zona y les encanta. Y se vinieron a vivir. Cuando mi mamá se recibe de maestra viene una persona y le propone que le de educación a su hija. Surge de la demanda de la comunidad, no es que llegó y pensó en poner un colegio. Los vecinos al enterarse de que había una maestra traen a sus hijos para que les de clases”, explicó a Castelar Digital Sofía Cal Panera, quien junto con su hermana Zulema, dirigen el colegio que fundó su mamá.

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Cuando los padres de Zulema llegaron a esa zona de Ituzaingó se enamoraron del paisaje con el que se toparon: “se llamaba La Loma porque es una pequeña elevación, desde donde se veía hasta la estación de Padua. Cuando llegan encuentran que los vecinos, en los lotes todavía desocupados, sembraban alfalfa, tenían gallinas, patos. Era un lugar hermoso. Mi mamá era única hija y comenzó a dar clases en la casa, en una sala de la casa. Sus padres se suman al proyecto y así nace el colegio”. Épocas de remates en el lugar, trasladándose con carros de parcela en parcela, nacimiento de pueblos y de sueños.

Aquel pedido de la comunidad por educación, una escuela, se transformó en mucho más que un espacio dedicado a la educación. El Instituto General San Martín se identifica por generar comunidad, por crear un vínculo con y entre sus estudiantes que perdura toda la vida: “El instituto es una historia de vida, es una historia de familia. Nuestra mamá era una persona muy formada en muchas áreas y nos fue transmitiendo eso, tener un colegio representa una gran responsabilidad. No solo desde lo fundacional sino desde lo ético, lo moral, la formación académica y así lo entendemos nosotros. Va más allá de lo educativo, va con la formación humana, ética, estética, vincular. El colegio está muy entrelazado con una formación humanística”, reseñó la vecina.

“El colegio es un espacio donde se hicieron las primeras misas de campaña en la zona, las primeras campañas de vacunación, las primeras campañas antirrábicas. Siempre fue un centro familiar, formativo, académico, muy importante, que fue creciendo muy paulatinamente”, destacó Sofía.

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En sus 73 años de historia, miles de vecinos de la región estudiaron en el IGSM, o la escuela de Zulema Panera, como se la conoció desde un comienzo. El primer año de clases fueron apenas 12 alumnos, hoy mantiene una matrícula estable de 500 estudiantes. La mayoría del personal y docentes son egresados del mismo instituto, son todos miembros de la misma comunidad: “La impronta desde lo familiar es entender que somos familia. Quienes la llevamos adelante intentamos que la escuela sea una gran familia realmente, donde cada uno tenga su espacio creativo, donde cada uno pueda sentir que tiene un espacio para soñar, para pensar, para imaginar, para poder dar algo y eso hace que cada uno se sienta parte de la escuela realmente”, completó.

Desde maternal hasta Universidad
En 2018 el Instituto cumplió 70 años y la trayectoria dio paso a nuevos desafíos. En ese mismo año se firmó un convenio con la Universidad Católica de Salta (UCASAL), que por casualidad también cumplía 70 años, para brindar 16 títulos de grado y 6 de postgrado por medio de aulas virtuales. La UCASAL brinda sus carreras tanto de manera virtual como a distancia. Esta segunda modalidad conlleva tener sedes en distintos puntos del país y eligió al Instituto General San Martín como su sede en esta región de la Provincia de Buenos Aires. Abogacía, Contador Público, Licenciatura en Recursos Humanos, Licenciatura en Economía, Licenciatura en Educación Física, licenciatura en Administración de Empresas, entre otras. La inscripción al segundo semestre está abierta y el inicio de clases está programado para agosto. 

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Zulema de manera personal también enfrentó desafíos. En 2014, a sus 86 años, se recibió de Licenciada en Educación en la Universidad de Luján, complementando su título docente y todos los saberes que la llevaron a comandar su escuela durante toda su vida. Además, en 2018 se realizó una ceremonia especial en el Cine Gran Ituzaingó donde se celebró los 70 años del colegio y se galardonó a la maestra Zulema Panera como ciudadana notable por su trayectoria y trabajo por Ituzaingó.  “Para ella el colegio era su vida. Y nosotros fuimos aprendiendo y apasionándonos. Mi primer trabajo en el colegio fue a los 12 años, ayudaba con una preceptoría en Jardín de Infantes, con una maestra que fue mi mentora. Mi primer cargo fue cuando terminé de estudiar, que hice la carrera de maestra a los 20 años, ya hace 40 años que estoy en una actividad docente vinculada”, explicó Sofía quien junto con su hermana dirigen el IGSM desde el fallecimiento de Zulema en noviembre de 2019.

Así como la fundadora, sus hijas siguieron un camino académico similar. Tras el título docente Sofía se recibió de Licenciada en Psicología y Licenciada en Psicopedagogía y Zulema de Licenciatura en Ciencias de la Educación. “Formar parte de la institución es poder construir y acompañar a un hijo en su formación en libertad. Poder darle una armoniosa formación académica-intelectual pero con una contención afectiva y de relevancia, que es a lo que nos dedicamos. Que nosotros seamos universitarios hace que la mirada sea en donde poder ofrecer un espacio donde la familia sea parte y donde los alumnos puedan ser libres, en su pensamiento y en sus elecciones entre todas las propuestas que hay que se le puedan ofrecer. Lo que intentamos es despertar en cada uno sus habilidades y sus capacidades”, completó.

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Nivel inicial, Primario, Secundario y hasta Universitario en la misma institución y con la misma cultura y hasta comunidad le permiten al Instituto General San Martín destacarse en toda la región. Además, lleva adelante una notable política de inclusión: “nosotros, en todos los niveles, hace 70 años incorporamos el criterio de que todos pueden aprender, solo que lo hacen de distintas formas. Entonces en todos los niveles hay alumnos con necesidades educativas especiales, trabajamos con todos los nenes que pueden tener cualquier tipo de patología, sea mental, visual, auditiva, motora y trabajando con maestras especiales, acompañantes externos… la educación no puede ser selectiva”, señaló.

Más de 70 años de historia lo convierten en una institución pionera y fundadora del pueblo de Ituzaingó. El legado de su creadora continúa en el desarrollo y trabajo de sus hijas. “Cuando vos te sentís parte de un espacio lo construís y lo querés. Cuando le enseñás a un chico a construir un espacio, lo quiere. Si vos te sentís valorado y querido a ese espacio, lo querés”, finalizó Sofía Cal Panera.