¿Quién dijo que el juego es solo cosa de niños?
Por: Gisela Pastor.Durante muchos años, el juego se restringió al mundo infantil. Prácticamente desconociendo la inclinación lúdica que todos llevamos dentro. ¿O acaso alguien puede negar que resulta divertido destinar un tiempo a jugar a las cartas con amigos, compartir una partida de burako en familia o cantar en un karaoke, para un cumpleaños?
Indistintamente de qué estemos considerando como juego, hay algo que predomina en este tipo de actividades y refiere a la posibilidad de “detener el tiempo” para disfrutar. Además de la desinhibición que predomina en estos momentos de ocio.
En el juego, no hay errores que cuesten la vida. Equivocarse es parte de la dinámica compartida y lo peor que puede suceder, es tener que retroceder unos cuantos casilleros o hacer fondo blanco, si perdí en alguna prenda. Y este lugar que le damos al “error” resulta central en nuestra conformación como sujetos. ¿Cuántas veces nos permitimos equivocarnos en las decisiones que tomamos? La culpa nos invade por completo, si hacemos algo en lo que sentimos que fallamos. En cambio, al jugar esa posibilidad se entiende como parte del juego y por tanto, termina resultando ser un aprendizaje, para llegar al objetivo planteado.
Entonces… qué pasaría si incorporáramos gran parte de las reglas que rigen en los juegos, al momento de reflexionar sobre nuestra propia vida. ¿No seríamos más compasivos con nosotros o los otros, al entender que las equivocaciones “valen” para todos los jugadores? ¿Estaríamos más dispuestos a arriesgarnos frente a ciertas cosas, sin el miedo a fracasar? ¿Podríamos incorporar la risa que surge en el juego, como forma de enfrentar lo que sucede en cada ocasión?
El juego es liberador. Nos desafía a nuevos retos y nos permite ser espontáneos y creativos. A través del juego, se crea un ambiente distendido y divertido, logrando así reducir el estrés y mejorar nuestro estado anímico. Por tal motivo, resulta indispensable contar con momentos de juego en nuestra vida.
Los beneficios realmente son innumerables, dado que dependiendo de las propuestas elegidas, se fomenta la concentración y se mantiene la mente activa; sirven para ejercitar la memoria y favorecer el razonamiento lógico. Los juegos de mesa, por ejemplo, son una excelente forma de fortalecer las relaciones sociales, creando momentos de encuentro y risas compartidas.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando pensamos en el juego en la tercera edad? Como mencionábamos anteriormente, a medida que crecemos cada vez nos vamos alejando más de los juegos. Y pese a que el tiempo “libre” pareciera volver a aparecer con la jubilación, por ejemplo, pocos adultos destinan ese tiempo al disfrute o a la conexión con algo tan placentero como el jugar.
Lejos de la creencia habitual, que entiende al juego vinculado a los niños, éste puede volverse nuestro aliado en momentos de estrés o grandes tensiones. Además, a medida que pasan los años, el deterioro cognitivo comienza a sentirse y la mejor manera de combatirlo es a partir de la estimulación, que puede lograrse con propuestas lúdicas. Así, ejercitamos la mente de una forma placentera y divertida.
Ahora bien, si se preguntan ¿Cómo logra el juego estimular lo cognitivo? La respuesta se encuentra en la variedad de propuestas ofrecidas, ya que podemos favorecer la habilidades linguísticas con juegos de palabras, podemos ejercitar la memoria y la atención con opciones que impliquen el recordar datos o imágenes, propiciar las habilidades sociales con juegos de cooperación o actividades grupales y fomentar la creatividad con alternativas variadas que permitan el despliegue de sus capacidades.
Creo que hasta aquí, los argumentos son muchos para comprender la importancia del juego y la necesidad de perpetuarlo a lo largo de toda la vida. Por ello les propongo, gritar “pido gancho”, para detenernos un momento a jugar!
Porque como dice el dicho: ”No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar” (George Bernard Shaw)
Gisela Pastor es Lic. en Ciencias de la Educación (UBA), con formación en juego hospitalario y propuestas lúdicas.
Además de desempeñarse en ámbitos educativos, deportivos y hospitalarios, hace un tiempo brinda talleres en geriátricos de la zona y cuenta con una propuesta de taller para adultos en Morón.
En dichos espacios de estimulación cognitva, se promueve un envejecimiento activo con propuestas especialmente pensadas para adultos. De esta manera, no sólo se mantiene en forma el cerebro sino que se entretienen, compartiendo el espacio con otros, lo cual potencia las habilidades sociales.
Se trabajan habilidades variadas que refieren a cuestiones cognitivas, como la memoria, la atención, el lenguaje y la creatividad pero también se ejercitan las habilidades motrices. Principalmente se estimula la motricidad fina, por la pérdida de fuerza y precisión en los movimientos, que aparece con los años.
Instagram: @juegosenaccion
Contacto: 154169-6181
Gisela Pastor
Lic. en Ciencias de la Educación (UBA)
Gisela presenta, a través de su Instagram (@juegosenaccion), diversas propuestas recreativas y lúdicas para que lxs niñxs aprendan jugando con alternativas sustentables. Allí ofrece además diversas guías de actividades para las familias, docentes u otros profesionales que trabajan con las infancias y con adultos mayores, para que puedan innovar en sus propuestas.
Actualmente se desempeña en diferentes geriátricos de Castelar y ofrece un taller para la memoria, destinado a adultos, en Cedine (Morón). Es coordinadora de la Colonia de Verano e Invierno en el Club Castelar, donde además durante el año dicta clases de circo para niños y lleva a cabo talleres para bebés y familias, de forma mensual. Y por otra parte, cumple un cargo como orientadora escolar en una escuela secundaria de Ramos Mejía.