María Laura conoció Castelar con su nacimiento a principios de la década de los ochenta, aunque su relación con el arte nació durante su adolescencia a principios de los noventa, cuando su hermano comenzó a cursar la carrera de Diseño de imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires y los trabajos que vio en sus apuntes le llamaron la atención y la introdujeron en un mundo que hoy es su vocación y medio de desarrollo. Los primeros pasos en el arte los dio en la Sociedad Fomento de Castelar, más conocida como La Salita, junto con la profesora Adriana Omhana en pintura y técnica mixta y en dibujo con Alejandro Aquino.

“Mi arte es una búsqueda, a mi siempre me cuesta mucho definirlo porque trabajo en muchos soportes: fotografías, objetos, trabajos online. Tiene que ver con el género y está atravesado por el tejido. Aparece la acción de tejer, o la trama, el tejido bordado, las técnicas llamadas labores femeninas, es una constante en los últimos trabajos” expresó a Castelar Digital alzando la mirada como si pudiera ver desfilando frente a ella cada una de sus obras.

Los trabajos realizados por Domínguez no se basan sólo en su impronta y su necesidad de expresión. Para continuar con su carrera realizó la Licenciatura en Arte en el Instituto Universitario Nacional de Arte, También realizó estudios en escultura y dibujo con Armando Ramaglia en el año 2002 y estudió fotografía en el Foto Club Buenos Aires en el año 2004.



En 1998 realizó su primera exposición y la última fue en marzo del corriente año en La Semana del Arte Contemporáneo de Mar del Plata, en donde uno de sus videos quedó seleccionado. Este material no escapó a la temática de género: “Es un poco bucear sobre aquellas cosas que definen a lo femenino y a la propia identidad. Es buscarlas y contradecirlas también. No siempre buscando afirmarlas, sino cuestionarlas y ver de que forma se crean esos modelos o estos compartimientos que definen lo que es ser mujer.”

“Si bien hasta ahora no aparece lo masculino en mi obra, siempre está ese contraste y como se van tejiendo esos lugares que corresponderían a lo femenino, cómo se transmiten de manera hereditaria ciertos conocimientos, ciertas enseñanzas, que van apareciendo de madres a hijas en el interior del hogar. Hay funciones que aparecen a nivel educativo y social. Hay muchas otras que se articulan y se enseñan en el hogar” dijo la artista.

Gran parte de su trabajo se realiza sobre maniquíes con técnicas variadas, “son maniquíes trabajados desde el exterior y también desde el interior. Están cortados. En ese momento estaba buscando modelos o estereotipos de mujeres. Entonces lo trabajé desde ahí, desde una cara que se muestra, que es lo exterior. Y otra que sucede hacia el interior, por eso es que están cortados. También se juega con el lugar de la feminidad y las cristalizaciones de imágenes como la novia, la ama de casa o la mujer que sale a trabajar. Y casi a la par aparecen juegos y la idea del cuerpo, del cuerpo femenino que se fragmenta y se modela, se atomiza en detalles. Ahí aparece lo femenino desde lo corporal y la sexualidad. Es jugar con ello y poner el cuerpo en escena”.

“La fragmentación de una parte del cuerpo femenino vinculado al tejido como algo originario, como un inicio desde donde trazar una historia. Como un punto en común. Es muy difícil definir lo femenino de manera universal. Pero encuentro un lugar de origen por medio del tejido y el entramar como acción para contar otras realidades. La mujer también está relacionada a la reproducción, la maternidad, la posibilidad de dar vida, también esto es una matriz de origen. Es un poco transmitir estas ideas que andan pululando por mi cabeza” explicó Domínguez sobre sus obras.

Toda su vida la transitó en Castelar. Asistió primero al Jardín Número1 hasta que ingresó en el Colegio Inmaculada donde terminó el secundario como Bachiller en Informática. Recuerda de aquellos años cuando su padre volvía de trabajar y la llevaba desde su casa en Castelar sur hasta la calesita de don Atilio, cuando aún estaba frente a la barrera, y de allí a la desaparecida heladería Massera que se ubicaba en la intersección de Montes de Oca y Carlos Casares.
También recuerda como jugaba por las calles de aquel seguro Castelar, no tan distinto al de hoy, en el que a no mas de dos cuadras a la redonda vivía casi toda su familia materna, “era deambular con alguna vecinita de casa en casa”.

Actualmente trabaja en la Municipalidad de Hurlingham, en la dirección de cultura coordinando el área de artes visuales. Además integra la Cátedra Proyecto de Pintura y además da clases de Bellas Artes y Dibujos animados en el Instituto Nueva Escuela.

A la par de su lado laboral continúa con su arte. Actualmente posee dos obras interactivas “On Line” para que el público pueda ser parte de su trabajo y del tejido de la identidad genérica femenina, según la mirada de Laura Domínguez. La primera de estas obras interactivas se llama Corporeo y está dividida en tres etapas: “En la primera los usuarios pueden subir imágenes o videos, que se van cargando aleatoriamente en los contenedores de las siluetas femeninas para, en estos patrones estándar y repetitivo, poder resignificarlo a partir de los contenidos que suben los usuarios y que circulan en el sitio”.

“En la segunda interfaz de Corporeo se pueden alojar videos que se van descubriendo o se pueden tapar. Aquí se apela a las prácticas quirúrgicas que atañen al cuerpo femenino. En Corporeo 03, se trata de sacar los trapitos al sol. Esas cuestiones relacionadas al género que se ocultan o se muestran solo a veces. Las imágenes que se ven fueron subidas por usuarios del sitio”.

La segunda obra interactiva se denomina Tejiendo Género, en al que la artista utiliza los dos conceptos que ocupan la mayoría de sus últimos trabajos: “la construcción genérica es una construcción en presencia real o virtual de otros, no es algo que se construye de a uno sino a partir del accionar de todos los agentes culturales. Esta obra interactiva requiere tener instalada una cámara web que registra la presencia del otro. Se pueden subir imágenes que se van cargando en los tejidos de las mujeres, o también se pueden dejar mensajes que se cargan en los cuerpos de las mujeres como si fueran imágenes”. Según la ubicación del usuario frente a la computadora y la respuesta lumínica que capte la cámara web, la respuesta de la obra será distinta.

La obra de la artista de Castelar trasciende su propio género y no se limita a mostrar sólo a la mujer, sino que busca radicar en el espectador parte de la esencia y el sentimiento que ella encontró a lo largo de su trabajo y sus obras.

Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas