Paula Di Pietro: “Mi sueño es que mis obras se vean en las calles de Castelar”
Por: Gabriela Sánchez.“Yo tuve que hacer un cartelito con mi nombre, lo hice con acuarelas como pude y quedé re fascinada porque además tenía que buscar imágenes, preguntar un poco qué era. Después, me quedaron las ganas de aprender.” Tan fuerte fue ese deseo que, según sus propias palabras, empezó “a volver loca” a toda su familia. “Yo iba y le decía a mi mamá: `Quiero aprender a filetear´ y era como: ‘¿Dónde?’ Como que no había lugares. Un día fui a una librería y encontré una revista que tenía algo de filete y la compré, compraba lo que encontraba básicamente”, recordó la artista de 27 años que tiene su taller en Morón.
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“Siempre había tenido una tendencia a querer dibujar pero no a saber hacerlo. Me la pasaba dibujando pero no era que hacía buenos dibujos. Por hobby a algunos de mis hermanos les gustaba y lo hacían muy bien. Pero ninguno se dedicó a nada artístico. Agarraban los lápices y copiaban más que nada. Y a mí me gustaba, los veía y decía: `Ojalá pudiera´”. Desde los 12 hasta los 17 años, que finalmente se inscribió en un Seminario en Morón con una profesora que se llamaba Graciela, desarrolló su pasión de manera autodidacta: “Trataba todo el tiempo, miraba mucho y trataba de llegar pero obviamente sola es muy difícil. Miraba las sombras, miraba todo y decía: `No entiendo´. Me costaba pero no me frustré ni nada porque quería hacerlo”, explicó la vecina de Castelar.
El Fileteado Porteño es un arte tradicional que nació a fines del siglo XIX más precisamente en Buenos Aires. En su origen estaba ligado al oficio que realizaban principalmente los inmigrantes europeos en la decoración de viejos carros de transporte de alimentos, primero y luego, con el correr del tiempo, de camiones y colectivos. Este arte popular se distingue por líneas que se convierten en espirales, el uso de colores fuertes y sombras, sus letras características con refranes y elementos decorativos que van desde flores, dragones a figuras de tango, entre otros.
En 2015 la UNESCO lo declaró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y para celebrar se realizó un festejo en el Obelisco en el que participaron un gran número de fileteadores. Fue allí donde conoció a José Espinosa, letrista, fileteador y docente, con quién comenzó a tomar clases, de las que tiene los mejores recuerdos y también de sus compañeros, a los que considera “familia”. “Desde la primera clase ya sabía que era para mí, tenía que ir dos horas y ¡estuve como cinco!, desde que llegué hasta la noche. Un antes y después. Pude entender cómo es el filete. En ese taller conocí todo”, detalló Di Pietro que describió a su maestro como “una persona muy generosa, que no se guarda nada. En lo que pueda, siempre te va a ayudar y donde ve que hay potencial insiste para que uno crezca”.
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Sus referentes son los considerados maestros del filete, León Untroib y Carlos Carboni, ambos ya fallecidos. Y entre los actuales, mencionó a Adrián Clara, Silvia Dotta, Marcelo Sainz y el Presidente de la Asociación de Fileteadores, Diego Prenollio. Si bien considera aún no tener un estilo propio definido, ciertas predilecciones a la hora de pintar van perfilando uno. “Comparado con lo tradicional, me gusta mucho jugar con el tema de los colores, meter un turquesa, un fucsia, no amoldarme siempre a lo mismo, experimentar. La idea es encontrar un estilo propio, todavía estoy en la búsqueda. Me doy cuenta que mis trabajos incluyen mucho el tema de las flores. Me gusta muchísimo, creo que no hay obra mía que no las tenga. Y tal vez no incluyo mucho, por ejemplo, dragones. Después con la composición también, tratar de jugar y de armar cosas más interesantes. Por eso miro mucho o busco mucha información de libros, de la misma calle. Paseas y vas viendo rejas con composiciones en sí mismas. Siempre se ríen porque me paro y digo: `Pará, pará´, voy y le saco foto a la reja. Me encanta eso. Y después el perfeccionismo, es un poco inevitable, si bien uno tiene cierto límite pero tratar de ser prolija”, señaló quien intenta con sus pinturas que el fileteado tenga además un fin social y “que no quede sólo en un par de florcitas y tango sino que pueda aportar algo más”. Tal como la campaña que organizó con un grupo de fileteadoras contra la violencia de género en el aislamiento de 2020 y que consistía en compartir en redes sociales obras con esta temática.
Otro detalle que distingue su trabajo es su gusto por realizar mini fileteados en objetos pequeños como lápices o pinceles. “Me gusta pintar cosas no a gran escala sino más bien pequeñas. Todo lo contrario de lo que hace la mayoría que busca pintar en grande. Me dijeron de todo: ¡Sos re loca! Pero me gusta jugar con esas cosas. ¡Mientras la vista me dé, yo voy a seguir!”, bromeó. En ese sentido, no es casual que la obra favorita de su autoría sea una llamada Ama mi caos, frase que lleva tatuada. “Es de un libro de un autor que me gusta y me marcó mucho. Habla de la aceptación personal, de ser fiel a uno mismo. `El mundo quiere que seas diferente pero vos tenés que decirle al mundo: Ama mi caos, yo soy esto´, decía. Esa pintura la tengo en mi casa, no se vende, nada, es mía”, detalló orgullosa la pieza creada en el taller junto a Espinosa.
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En todos estos años, Paula Di Pietro ha participado de varias exposiciones. Entre las que se destacan dos realizadas en China, más precisamente Beijing y Shanghái. “Surgió a partir de la Asociación de fileteadores donde había un intercambio cultural entre China y Argentina a través del filete. Les interesa mucho el tema del tango y también los dragones que son algo bastante compartido entre China y nosotros. Entonces se convocó a distintos fileteadores. Hubo una curaduría y yo participé con cuatro obras: una que tenía una Mafalda, una con un amanecer, una que tenía un fruto y otra que tenía un viñedo. Primero se enviaron a Beijing y esa misma exposición se trasladó a Shanghái. La verdad que hubo mucha repercusión allá, tuvo muchas visitas. Luego se vendió la colección completa así que las pinturas quedaron en China. Hace poco vimos que están expuestas, así que están cuidadas que es lo importante. Una experiencia súper emocionante además algo que no esperábamos”, manifestó la diseñadora que este año participó del mural colectivo de Bartolomé Hidalgo, pionero de la poesía gauchesca, en la Biblioteca Popular 9 de Julio de Castelar.
Como parte de la nueva generación de fileteadores, Di Pietro ha experimentado en diferentes soportes donde plasmar su arte: guantes de boxeo, cuadernos y agendas, que ella misma encuaderna de manera artesanal, y mates, por contar algunos destacados. Este año está incursionando en la docencia y dicta clases a jóvenes y adultos en la zona. “Yo siempre estuve pintando mucho en mi casa cosas así, objetos y la verdad en cuanto a sueños me tienta mucho el poder salir a la calle y que las obras se vean ahí, en vidrieras o en algún lugar. Y en Castelar más todavía por el hecho de que soy de acá y no se ve mucho. Salir a la calle, también, es la idea de la difusión, que uno va tratando, por ejemplo, cuando hay una exposición, de mostrar, de llevar a todo el mundo lo que es nuestro arte. Más que nada porque nos refleja como país. Siempre decimos que el filete porteño ya pasó a ser filete argentino, porque vas a cualquier parte del país y hay un fileteador. Por eso estamos tratando de organizar exposiciones y que no se centre sólo en Capital Federal que es lo más común”, concluyó.
Gabriela Sánchez
Periodista
Gabriela Sánchez es Periodista, egresada de TEA, especialista en cultura y rock. Se capacitó con profesionales roqueros como Alfredo Rosso y Sergio Marchi. Es vecina de Castelar con amplia experiencia en medios de la región y Colaboradora de Castelar Digital.