La figura del príncipe danés volvió a escena con voz argentina, herida y lúcida. En Castelar, el teatro comunitario encontró en Shakespeare un espejo para mirar el pasado reciente. En Un posible Hamlet, la historia del joven que duda entre actuar o no frente a un crimen se entrelazó con las huellas de la dictadura militar argentina y la necesidad persistente de memoria, verdad y justicia.

La obra se presenta en el salón de actos Bartolomé Hidalgo, un espacio centenario en el corazón de la Sociedad Fomento de Castelar, más conocida como La Salita, donde el público no se sienta en butacas enfrentando el escenario, sino alrededor del salón, contra las paredes, dejando el centro libre para que los cuerpos actúen, se crucen y cuenten. La puesta rompe la frontalidad: los actores entran y salen por todos los ángulos, y los espectadores son parte de ese centro en disputa entre la luz y la sombra, el presente y el pasado, la vida y la muerte.

La dirección es de Daniel Zaballa, docente, actor y vecino de Castelar. “Este lugar es parte de mi infancia, bailé el gato a los seis años en este mismo salón. Hoy dirijo y doy clases acá. El grupo es el grupo de La Salita, venimos produciendo hace años, con compromiso y trabajo colectivo”, explicó el director en diálogo con Castelar Digital.

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El proyecto surgió de un proceso de entrenamiento actoral y corporal que duró más de un año. “Comenzamos con ejercicios físicos y textos donde aparecía Hamlet. Hasta que un día les propuse hacer una adaptación. Pero cuando descubrí la posibilidad de cruzarlo con el tema de los desaparecidos, ahí me entusiasmó de verdad. Es un tema que me interpela porque en 1976, cuando ingresé al Conservatorio Nacional de Arte Dramático, tenía 18 años y me cagaron la carrera. Hice primer año y me tuve que ir. Entonces pienso: ¿cómo hubiera sido mi vida si no hubieran venido estos animales, estas bestias?”.

Desde esa pregunta —íntima, política, teatral— nació la versión que hoy se presenta en La Salita. Zaballa cruzó las palabras de Hamlet con sus propias obsesiones: “¿Cómo es posible que sigamos naturalizando el término ‘desaparecido’ como si fuera una palabra neutra, como ‘árbol’? Yo no lo acepto, me enferma, me obsesiona. Esa obsesión está en las palabras de Hamlet, de Reinald. La adaptación son todas las preguntas que me hago”.

La puesta es intensa, simbólica y profundamente corporal. El uso de la luz y la oscuridad no sólo ambienta, sino que guía el relato; las vestimentas y el maquillaje completan una escenografía viva donde se mezclan la Dinamarca de ficción y la Argentina real. El hoy y la antigüedad se superponen hasta que una historia no puede separarse de la otra, ni una geografía de la siguiente.

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El elenco está conformado por Gabriel Redak en el papel de Hamlet, Lorena Cerruti como el Corifeo y Comediante, Graciela Poch como la Bruja Madre, Silvia Rigaud y Marina Laski como las Brujas, Laura Marino como la Reina Gertrudis, Fernando Torrillate como el Rey Claudio, Mercedes Barrull y Carlos Aguirre alternando el rol de Polonio, Marina Masci como Ofelia, Jorge Bonassisa como Laertes y Comediante, y Marisa D’Agostino como Rosencrantz y Guildenstern. Completan la escena Susana Oliverio, Vivi Manusia y Cecilia Degreef como parte del elenco inestable. La música original y la grabación de efectos estuvieron a cargo de Alejandro Domínguez, la coreografía fue diseñada por Rita Riviera, el vestuario por Paula Jmelnitzky, y la utilería fue realizada por Juana Raffo y Ana Parise. La puesta de luces fue diseñada por Luciana Murdocca junto al propio Zaballa, quien también estuvo a cargo de la versión y la dirección general. La operación técnica fue responsabilidad de Ignacio Linale en sonido, y de Luciana Murdocca y Salvador Andrade en luces. El diseño del programa fue realizado por Gabriel Redak.

La obra no promueve la venganza: interpela desde la duda, desde el mandato ético de las Madres y los HIJOS. “Los que quedamos vivos sentimos esa culpa. Hamlet duda si matar al rey, lo tiene servido, pero las brujas le dicen que no. No se trata de matar. Se trata de Juicio y Castigo. Ese fue el mensaje que nos dejaron las Madres de Plaza de Mayo. HIJOS encontró el escrache. Pero nunca la revancha. Nunca la muerte. Juicio y Castigo”.

Un posible Hamlet se presenta los fines de semana en La Salita, Almafuerte 2642, Castelar. Las entradas están disponibles a través de Alternativa Teatral o en la Sociedad Fomento de Castelar.