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Cultura
5 Feb 2010

Entrevista a Rodolfo Bianglino

Por: Gabriel Colonna.
El vecino de Morón nos relata sobre su extensa y variada carrera artística en una, más que interesante, charla que tuvimos en su taller.
La fuerte tormenta amenazaba nuestro encuentro con Rodolfo, parecía que las anegadas calles del municipio nos iban a dejar con las ganas, y sin la posibilidad conocer al maestro. Pero afortunadamente el mal tiempo cedió y logramos acercarnos a su casa de Morón y, aunque un poco mojados, pudimos comenzar una agradable conversación con el artista. Apenas nos recibe su esposa, entramos la ‘casa-museo’ de Bianglino y subimos a su taller repleto de obras.

A Rodolfo no le gusta el rótulo de artista, de hecho no le gustan los rótulos en general porque considera que condicionan y encasillan al sujeto. “A mi no me gusta mucho el nombre de Artista Plástico. Uno trabaja de esto y trabaja, trabaja, trabaja… Y un trabajo para que deje de ser lo que es y pase a ser arte, eso lo dicen otros, no lo dice uno. Uno es trabajador de la plástica. Esa confusión es muy grande con la enseñanza, ya a los chicos se les habla de arte a los 7 u 8 años. Y yo siempre digo que hablar de arte es como hablar de cosas grandes que no dicen nada: Amor, Libertad, etc. Si vos no especificas una cosa, te quedas en lo grandilocuente y no decís nada” sentencia Rodolfo. Hoy en día mucho de lo autoproclamado arte, no logra tocar ningún nervio sensible en el observador, pero sí llena los bolsillos de algunos marketineros. “Si vos decís arte ¿Qué es el arte?, porque ahora a cualquier mamarracho lo catalogan como artista y si eso es el arte, yo quiero alejarme de eso”.

La globalización del arte es otra de las aristas que contamina todo el sistema y ocurre que se espera a lo que triunfa allá, para copiarlo aquí. “Eso no es arte. El arte nace de una cosa que tiene mucho que ver con la profundidad, las raíces. Una frase tan manoseada dice: ‘Describe tu aldea y te conocerá el mundo’, es válida. Pero vos tenés que describir tú aldea porque es lo que vos conocés, lo que vos sentís. Y después si el mundo lo reconoce, bienvenido sea”. Este es un problema muy habitual no solo en las artes plásticas sino también en otras ramas artísticas como la música, donde si no es catalogado como rock, no vende. “Todo tiene que ser rock, si no pasa por el campo del rock, no es música. Sin embargo hay cada música, cada valor y sucede que música que llaman roquera esta enraizada con el tango, con la poesía popular, los problemas de acá y le siguen llamando rock. Y todo es uniformar la cultura y mediocrizarla. Todos tienen que pensar igual. Y si pensamos igual ¿Para qué pensamos?” sentencia Rodolfo.

Según Rodolfo, un artista se sostiene en tres pilares fundamentales: la ciclotimia, el automatismo, y la empatía. Y aclara estos aspectos: “La empatía es el carácter emocional que me hace estar en comunicación con otro, aunque el otro no este presente. Lo ciclotímico porque nosotros nos levantamos fenómeno, tenemos una mala noticia y se nos cae el animo, o estamos eufóricos por una buena noticia. Yo siempre aconsejo que cuando un trabajo no les gusta, lo abandonen y lo retomen luego. Porque somos cambiantes, el trabajo no cambia, el que cambia es uno. Yo siempre trabajo con varias obras, porque no siempre estoy como para engancharme con una. Y automatismo porque hay gente que quiere realizar las artes plásticas de acuerdo a los conocimientos. Somos automáticos porque el conocimiento lo incorporamos, pero a la hora de crear somos vírgenes. Ponemos lo que nos gusta y sacamos lo que no nos gusta, pero no entramos con el razonamiento. Sino lo que hacemos es prolongar el discurso de lo que ya sabemos. Yo permanentemente les digo a mis alumnos que no me hagan una imitación de una fotografía de una modelo, trabajen en función de lo que la modelo le significa a ustedes, lo que sienten” y concluye “El arte pasa por estar receptivo a todo lo que nos rodea”.

Bianglino cree en que el estímulo es fundamental para el desarrollo de un artista. Ocurre que muchas veces se tiene la vocación, pero ésta termina opacada o perdida por la influencia del sistema, por lo que su vida toma otros rumbos. “Un tipo puede nacer con muchas ganas de ser algo, pero si la sociedad le cierra las puertas continuamente, ese tipo termina siendo cualquier otra cosa y la vocación va a parar a cualquier lado”, nos explica sabiamente y nos cuenta su experiencia: “Yo a los 13 años empecé a laburar, entré de cadete con Lagarrigue, que era un dibujante de moda. Y de ahí terminé siendo cadete de una agencia de publicidad. Ahí me metía en la sección fotografía, sección grabado. Recorría todos los diarios, conocí La Razón, La Nación, estaba El Mundo en aquella época, editoriales como Atlántida, etc. Y ahí aprendí el oficio, y cuando vi que el trabajo de la publicidad tenía un límite, que era tan mediocre, decidí meterme en la escuela de bellas artes porque me empezó a gustar mucho el dibujo. Ese fue mi camino, pero qué hubiera pasado si hubiera entrado en un taller mecánico”.

-Ya veía una publicidad mediocre en aquel entonces. ¿Cómo ve hoy la publicidad?
“Hoy no solamente mediocre, sino malsana, mal intencionada. En la mayoría de las publicidades comenzó a intervenir mucho el aspecto psicológico. Vale más el envase que el producto. Si te pongo la mejor fragancia francesa en una botella de vino y te la vendo a 10 pesos no la compras, pero si uso un frasquito de 100 ml y te la vendo a 1000 pesos, te vas a romper el lomo para pagarla. Y también pasa por crearte una necesidad de producto. En un momento la publicidad se volvió muy peligrosa cuando aparecieron agencias grandes como McCann-Erickson, y los medios se volvieron muy poderosos. Existen dos factores fundamentales en la publicidad: el económico, que es el positivo, porque vos fabricas una cosa que das a conocer, y el financiero que es el mas negativo que puede haber, porque es el que paga a los medios. Todos los medios subsisten porque hay publicidad, y eso compromete la opinión del periodista, que no se puede tirar en contra de alguien que sabe que engaña, pero que le esta dando de vivir. Y es lamentable escuchar hablar a algunos periodistas defendiendo los monopolios”

Todos los años lleva a cabo una o dos muestras en distintos lugares. El año pasado fue especial porque pudo preparar unas cinco exposiciones, como la que se exhibió en el hall del Municipio de Morón, y las que presentó con sus alumnos del taller del Centro Cultural Villa Mecenas. Con su amigo Helios Gagliardi, forma parte de AMAP (Asociación Moronense de Artistas Plásticos), siendo éste ultimo, presidente de la asociación. Ambos, junto con Alberto Baglietti, fueron los fundadores de Mecenas en el año 1984, pero Bianglino con sus 77 años, es el único que aun se encuentra allí, ya que Gagliardi decidió alejarse del centro cultural a comienzos de año. “Yo por el momento pienso seguir hasta que mi físico aguante”.

Además de su vinculación con los espacios culturales del municipio, Rodolfo es docente en el Colegio Nacional Manuel Dorrego desde hace más de 30 años. “Yo a la docencia no la veo como una manera de ganarme algunos pesos por mes. Yo la veo en función de los resultados”. E indagando sobre los resultados que le brindó la docencia en todos estos años explica: “Es muy difícil. En general sí, hay un montón de gente se recibió y que ahora ya son docentes o participan en bienales de arte. Eso es muy satisfactorio”

Pionero del diseño gráfico en la publicidad, el aporte de Rodolfo al municipio fueron una serie de logotipos, en la época de Norberto García Silva en los años ochenta. Aunque Bianglino no nació aquí, sino que vino a vivir hace 50 años.

-¿Cómo influyo Morón en sus obras?
“Siempre insisto en que estuve atento a ciertos aspectos que pasaban. En mis cuadros la referencia a Morón es más significativa que representativa de algún paisaje, aunque si pinté y dibujé algunos. Pero además Morón me inspiró mucho en el tema de la docencia, ciertos problemas de la docencia que se estaban dando durante el proceso de la incorporación de la televisión. Yo veía que la televisión era un avance muy importante, pero que iba a traer muchos problemas porque iba a tener un dominio total. Al principio no parecía, pero enseguida avanzó de una manera espectacular. Y eso me hizo cambiar muchísimo mi manera de enseñar, ya no podía enseñar metódicamente con respecto al modelo que yo tenía.

Nosotros veníamos a disfrutar al páramo de Morón, era una tranquilidad bárbara. Ni siquiera llegaba el colectivo hasta acá. Teníamos que caminar hasta la estación y nos embarrábamos todo. Usábamos galochas, que después envolvíamos en papel de diario, las guardábamos en el portafolio, e íbamos a laburar. En ese sentido Morón progreso una barbaridad. Hoy estoy notando un peligro que son las torres

Todas las esculturas que vemos en su taller reflejan en parte la conciencia ecológica del artista. Los materiales utilizados van desde pedazos reciclados de telgopor, papel y cartón, hasta una pasta de aserrín que él fabrica o trozos de fibrofácil.

A la hora de exhibir, muchas veces los artistas se ven obligados a ponerle un título a la obra, lo que de alguna manera condiciona al observador. Bianglino nos comenta al respecto. “A mi me causa gracia cuando se hace cierta forma de arte abstracto, o arte no figurativo, y para que vos lo entiendas te lo explican, te ponen un título. Por ejemplo en el aula yo muestro un montón de manchas, y les pido a los alumnos que lo cataloguen como abstracción, figuración y no figuración. Todo el mundo ve no figuración o abstracción, hasta que les lee un titulo: ‘Bosque en sombra’ y les explico porque es la luz de los árboles, las sombras, etc. Lo vuelvo a mostrar y todo el mundo ve bosque en sombra, no ve más lo que veía antes. Y eso es lo que se especula en el arte. No sirve que a uno le expliquen, cada uno tiene su derecho de interpretación.

La gente no sabe ver más que el texto leído, mira un cuadro y no sabe interpretarlo. No sabe porqué se pintó ese cuadro. Pasan años y años, y la gente lo termina viendo como adorno y no lo mira como para profundizar. Cada aspecto del arte te va a decir quien lo pintó, cuando lo pintó y donde lo pintó. Y eso te va a dar referencia a aspectos sociales para ir incorporando conocimiento. Entonces el arte se revaloriza en función de otra cosa. Porque lo que puede dejar la tecnología es un aspecto visual muy importante, muy valioso. Pero la realidad pasada por el filtro humano, te deja otro aspecto tan importante y tan valioso”.

-A lo largo de su carrera ¿Qué otros artistas de la zona conoció?
“Dentro de la parte artística a todos. Yo me muevo en el ambiente y conozco a toda la gente. Por ejemplo el fallecido Alberto Baglietti, Rita Kafetzis su mujer, Bernardo di Bruno, Nydia Sroulevich su mujer, Helios Gagliardi... Bueno todos los que hay, y toda la gente nueva que tenemos vínculo y nos está reemplazando”.

Con los artistas que nos nombra, Rodolfo siempre ha expuesto en conjunto, y esta ha sido una de las únicas maneras de publicar sus trabajos, ya que no le gusta participar en concursos, porque le representan limitaciones.

El arte conceptual es otro de los movimientos artísticos que inquietan a nuestro entrevistado, donde prevalece la idea por sobre lo que se hace. De esta manera surgieron obras como el mingitorio de Duchamp, que recorrió el mundo e incluso llego al museo PROA, en La Boca. “Con la excusa del arte conceptual, cualquiera es un artista. Cuando el PROA se reinaugura, hacen una exposición y lo ponen a Duchamp, con el mingitorio y la rueda de bicicleta (se ríe). Es un museo que está representando La Boca y no te ponen a Victorica o Quinquela Martín. Y el turista que viene de Europa va a venir a ver que hacemos acá” se indigna Rodolfo.

Entrevista: Gabriel Colonna - Agencia SIEN
Redacción: Agencia SIEN
Gabriel Colonna

Gabriel Colonna

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Fundador y Director Ejecutivo de Castelar Digital.
Socio Fundador de GAMA Taller de Imagen.
Socio Fundador de Ocho Ojos.

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