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Sociedad
22 May 2022

Ituzaingó tuvo su propio cine mudo que hasta funcionó de iglesia

En blanco y negro, con músicos en vivo que creaba el clima, Ituzaingó contó con uno de los primeros cines de la zona oeste, hace casi 100 años.
Le quedaban apenas unos años al Siglo XIX cuando los hermanos Lumiere maravillaron a su público con la primera filmación de cine. Un tren arribando a la estación fue la primera secuencia del cine. Sin efectos especiales, sin color y sin siquiera sonido, sorprendió a todos e incluso asustó a algunos. Pocos años después el cine explotó en todas partes del mundo, incluso en los pueblos ubicados al oeste de Buenos Aires, conectados por el Ferrocarril Sarmiento.

Lejos de las modernas salas que ofrecen cines como el Cinemark Hoyts del Plaza Oeste o el Showcase del Al Oeste Shopping de Haedo, los cines que aparecieron en la zona a principios del siglo XX eran salas de teatro con una gran pantalla donde se proyectaban películas mudas y en blanco y negro. En épocas en donde no existía la televisión y menos aún celulares o computadoras, ver en pantalla grande una película, un dibujo animado o incluso las noticias, era una experiencia extraordinaria.

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Ituzaingó es uno de los pueblos con más historia en el oeste. Fundado hace casi 150 años con otro nombre (Ver: Ituzaingó cumple 149 años pero fue fundado con otro nombre) siempre estuvo ligado a Morón pero creció independiente, con una identidad particular y con su propia historia. Su centro comercial siempre estuvo ligado a la estación del ferrocarril y a las plazas centrales, ubicadas cada una a cada lado de la estación. Frente a la Plaza San Martín, la del lado sur, surgió hace casi 100 años el negocio de una familia que se convirtió en punto de encuentro de los vecinos del pujante pueblo de Ituzaingó. Fue escenario de espectáculos como también misas y rezos.

El Petit Palace fue uno de los primeros cines de la zona oeste y destacó entre los más populares en Ituzaingó desde su apertura en 1925 hasta su cierre en 1962. Cuando inició actividades fue toda una sorpresa para el pequeño pueblo, pero resistió durante casi 40 años.

El vecino historiador Alberto Guercio recopila las historias que hacen al pasado común de Ituzaingó y lo publica en el grupo de Facebook Historia Documentada de Ituzaingó y replica en su blog personal. Allí cuenta la verdadera historia del Cine Teatro Petite Palace de Ituzaingó, que ofició tanto de sala de proyecciones como de parroquia. A continuación su historia.

Primera Época
Transcurre el año 1925 y el pueblo de Ituzaingó será sorprendido por un emprendimiento comercial casi insólito para el escaso desarrollo urbanístico de la época: el señor Alberto Devos construye e inaugura el “Cine Teatro Ituzaingó” en la actual calle Rondeau 28, frente a la plaza sur (San Martín). El edificio, de arquitectura ecléctica, neo-colonial en algunos aspectos, tenía una entrada central que cerraba con una reja metálica plegadiza. Dos columnas espiraladas llegaban hasta las molduras del remate frontal; dos pequeñas ventanas con rejas coloniales a ambos lados de la entrada decoraban el frente. Observando la foto se aprecia a la izquierda un pasillo que conducía al fondo; de allí hacia Rivadavia era baldío. A la derecha se ve la casa de la familia del propietario, y luego venía la quinta de Vinelli.

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A la sala se ingresaba por el hall revestido en cerámica en tonos de azul. A la derecha se hallaban la boletería y el acceso a la escalera que conducía al “pulman” (de unos 30 asientos); a la izquierda, los baños y una cartelera. La platea contaba con 300 butacas o sillas o vienesas fijadas al piso. Un detalle curioso era el techo corredizo. Durante los primeros años –cine mudo- fue operador Nicolás Boggio, hermano menor del maestro Pompeo Boggio. Recogemos del investigador Hugo Bagnacedri el siguiente testimonio:
“La proyección era acompañada al piano por Don Gine Pasqua, posteriormente reemplazado por la Sta. Amelia Branda secundada en violín por su hermana Josefa. Sucedieron a Devos en la explotación de la sala Juan Navarro Lahite, Nicolás Boggio, Luis Gaspar, Juan Carlos Dulon y Domingo Baggiolo. Ya con cinta sonora fue operador al final de esta etapa, Osvaldo Firpo”.
En el local también se realizaron espectáculos en vivo con intérpretes del género popular, funciones teatrales y eventos comunitarios o asambleas institucionales. Así en 1931 una asamblea popular aprobó la primera pavimentación del centro de Ituzaingó. Y en 1932 se constituyó el Centro Cultural Bernardino Rivadavia. Esta primera etapa concluye en 1935, cuando su propietario D. Gaggiolo cierra la sala, cierre que felizmente no será definitivo.

La Capilla
Entre 1936 y 1940 el local cumplió funciones de carácter religioso. Como no había iglesia parroquial (esta se inauguró en 1940) había algunas capillas privadas en quintas particulares. La catequesis y ocasionales servicios religiosos se llevaban a cabo en la actual calle Belgrano entre Soler y Fragio. La familia Devos facilitó la sala para estos fines; allí enseñaba la abnegada Juanita Consejero. Además se hacían bautismos y comuniones, pero no casamientos. El sitio no estaba sacralizado, por lo que el término “capilla” nos parece excesivo.

Nuevamente Cine Teatro
En 1941 la sala es reactivada por la firma Marquínez Hnos.
Leemos un programa doble del 16 de enero de 1941: primera parte, dibujos animados y cómicas, las actuaciones del artista Samuel Aguayo, del pianista Alberto Piñeyro y de Ricardo Passano, todos artistas locales. Completaban una jazz y el dúo folclórico Ocampo-Vera. Segunda parte: el film “El muelle de las brumas”, “sonora y hablada”, según aclara el texto.
En un artículo de “La Tribuna”, se anunciaba “El mejor papá del mundo”, con Alippi, Magaña, Nuri Montsé, Ricardo Passano. Agregaba la nota que el cine colmaba su capacidad cuando se exhibían películas de Passano. Se anunciaba también una presentación del recordado dúo Buono-Striano. Curiosamente en los programas figuraba la dirección “San Martín 877” pese a que la calle ya había cambiado su nombre por “Rondeau”.

Etapa Final
El 19 de mayo de 1944 la sala es reinaugurada por Don Juan Lombardi, quien adquiere la propiedad del local y el fondo de comercio. Nuevo nombre ahora es “Cine Petit Palace”, aunque el ingenio popular lo apodó “Petit Pulga”, aludiendo al deterioro en que había ido cayendo con los años. Las funciones eran martes, jueves, sábados y domingos. El martes era “día de damas”, con entrada más económica: caballeros 0,50; damas y niños 0,30, en dos funciones, a las 15.00 y a las 20.00 horas. Sábados y domingos había tres funciones, preferentemente con películas argentinas, en particular si actuaba el ídolo local Ricardo Passano.

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Respecto de las peculiaridades de la personalidad de Don Juan Lombardi y anécdotas de a veces singular funcionamiento del cine, sugiero consultar artículos publicados por H. Bagnacedri.
Acompañaron este último período el hijo del dueño Luis”Chiche” Lombardi, Héctor Fernández, Miguel y Urso como operadores, Chiche, Benito y Calichio, acomodadores, en los últimos años Ileana Le Levier en boletería.
El avance de la TV, la baja calidad de las copias, y fundamentalmente la instalación del Cine Gran Ituzaingó –con mejor cartelera y comodidad para 1500 espectadores- aceleraron el cierre del Petit Palace. El 29 de junio de 1962 fue el cese definitivo. La propiedad fue vendida en 800.000 pesos a una sociedad inversora. Ninguno de los destinos posteriores reivindicó la gloria del Cine – Teatro – Capilla Petit Palace como precursor edilicio y cultural de nuestra ciudad. Su presencia permanece viva en la memoria popular. Hoy un local de pool y bulliciosa confitería bailable ocupa el predio.

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