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Deportes
12 Mar 2010

Entrevista a Gustavo Villareal

Luego de su original protesta nadando en las calles inundadas de Morón, y días antes de intentar la hazaña de cruzar el Río de la Plata, el inagotable nadador paralímpico master Gustavo Villarreal, se entrevista con Castelar Digital.
En estos días Gustavo es una figura común en radios y canales de televisión de todo el país. Pero esto no le hace perder la humildad, ni la esencia, y amablemente nos invita a su casa para tener una charla. Cuando llegamos, Claudia su esposa, nos abre la puerta y nos atiende. Se nota desde el primer momento que se trata de una compañera incondicional de Gustavo, su fan numero uno, quien no solo se encarga de mantener su sitio en Internet, sino también de hacer los contactos para difundir la categoría que hoy en día es muy difícil que sea reconocida y vienen peleando hace años.

La vida de Gustavo lo llevo por distintos caminos antes de dedicarse a la natación, actividad que realiza desde los 5 años. Las motos fueron su primera gran pasión. Y de hecho aun lo son. Un local y taller de reparación funciona en su casa, y sigue siendo atendido por él mismo. “Yo no nací en una moto porque mi vieja no me pudo parir ahí arriba, pero mi viejo la llevó en moto al sanatorio” asegura Gustavo, quien a los 21 años tras un lamentable accidente con su motocicleta perdió parte de su pierna izquierda.

¿Sentís que en la zona hay una movida fuerte de nadadores?
“Si acá en Morón, realmente es mas grande que en otros lados, es una zona con muchos clubes. Pero en todos lados hay chicos con capacidades, lo que pasa es que tenes que hacerla aflorar. A veces por problemas monetarios, o por tiempo, la gente va a entrenar y hace lo justito, y no logra tomar un compromiso como el que yo tengo con la natación a nivel competitivo. Yo por ejemplo nado todos los días, de lunes a lunes”

La rutina de entrenamiento de Gustavo es muy dura. Desde hace un año y medio que viene preparándose exhaustivamente para el desafió de unir Argentina y Uruguay a fuerza de brazadas. Pasa las horas entre las piscinas de la Universidad de la Matanza, el Club Argentino de Castelar, y las competencias en aguas abiertas durante los fines de semana, en ese hábitat que tan feliz lo hace. “Yo una vez que me saco la prótesis y me tiro al agua, no siento que me falta la pierna. Me hace sentir tan libre y cómodo. Solo hace falta que me salgan escamas y las branquias”, bromea. De todos los clubes por los que pasó este nadador master, el Club Argentino es con el que mas empatía siente, “Me encariñe, como los animalitos (risas). Allí la pileta esta cerrada hoy en día para el público, pero como estoy federado, la abren especialmente para que podamos entrenar”.

¿Cómo surgió la idea de cruzar el Río de la Plata?
“Son un montón de propuestas y proyectos que se fueron juntando a medida que pasaron los años. Y también por pensar en el futuro. Desde el año pasado que vengo trabajando firme en esto, pero es una idea que tuve una vez que me enteré que fueron nada más que 15 los nadadores que realizaron el cruce en la historia, y ninguno con capacidades diferentes. Y ahí fue que pensé: ‘ya que no lo intento ninguno, ¿por qué no ser el primero?’. Ya lo intenté el 8 de Diciembre, pero no lo pude lograr. Salí de un lugar no favorable por las inundaciones de los ríos, con corrientes en contra muy fuertes. Incluso hoy esta difícil de cruzarlo con una lancha de 10 caballos. Esta vez lo voy a intentar desde Colonia, hasta Punta Lara, desde donde lo hicieron los que ya lo cruzaron. Y tratar dejar marcada la historia”.

¿Cuánto tiempo calculas que te va a llevar el cruce?
“Mas de 12 horas, quizás hasta 18. La idea es tratar de llegar a Argentina con la luz del día. Ya estuve estudiando las mareas que me mandaron y el viernes 12 va a ser un día con las condiciones hidroclimáticas favorables para hacerlo. Prefectura me exige un par de condiciones como usar un gorro fluorescente, que salga de día, y el viernes amanecerá a un horario bueno. Y durante el viaje pararé cada 45 minutos para irme hidratando con un jugo con hidratos, cosas calientes, y comer también porque es necesario por las energías”.

¿Qué pensaste cuando saliste a nadar a la calle el día de la inundación?
“La bronca y la indignación con respecto a las inundaciones acá en el barrio, la vengo sufriendo de toda la vida. De chico que veo esto. Nos juntábamos acá en la esquina a jugar a la pelota, los días de lluvia íbamos a chapotear ahí. Encima se genera una corriente que dobla en la esquina, para el lado de French, y parece los rápidos del Missouri”, se ríe el vecino de Morón, aquejado frente a un problema que acarrea desde hace décadas el municipio. “Ese día me estaba yendo al segundo turno de entrenamiento en La Matanza, y cuando voy a sacar la camioneta me doy cuenta que esta todo inundado mal. Pasaban los colectivos y empezó a entrar agua al negocio. Llamamos a defensa civil y no nos pudieron ofrecer ayuda. Así que le dije a Claudia que agarre la cámara, y salí a la calle. Fue un acto de protesta pacifico con fines ambientalistas, porque ponerte a hacer un piquete, molestar al prójimo, y ponerte a quemar gomas que contaminan el ambiente, no. Estoy en contra de todo eso, de la violencia”.

Gustavo es una persona involucrada activamente en la lucha contra el calentamiento global y la contaminación, de hecho organiza el encuentro acuático en el marco de la campaña por el “NO a la droga, al calentamiento global y a la contaminación de las aguas”, que se realiza desde hace 5 años, todos los 24 de Marzo en Mar del Plata.

Desde que comenzó a competir, a Gustavo se le ha vuelto muy difícil conseguir un soporte económico que lo ayude a seguir adelante. Ya sea porque a nivel gubernamental recibe tan poca ayuda, y porque la odisea de conseguir un sponsor se ha vuelto inalcanzable, el esfuerzo suyo es doble. Cada vez que se lleva a cabo una carrera, debe “llorar” a los responsables, para obtener el dinero suficiente para el traslado y la estadía.
Para ir a Córdoba el año pasado el sindicato de la municipalidad les dio 400 pesos para el combustible, y la estadía tuvieron que pedírsela al presidente de la federación de allí.
Y fue esa la razón principal que hizo que su vida tomara rumbos peligrosos. “Fueron cosas con las que he sufrido mucho durante mi vida, y las cuales me relegaron a estar tanto tiempo sin nadar, y haber caído en mi adicción a las drogas, porque me generaron un complejo de inferioridad muy grande. Sentir el rechazo de la gente hacia mi discapacidad. Yo creo que a un ‘gordito discapacitado’, ¿quién le va a dar bolilla? Es más importante darle un apoyo a alguien que va a redituar más dinero como Meolans, o Georgina Bardach. A nivel sponsors estamos discriminados” nos cuenta Gustavo, quien mas que un nadador, es además un ‘luchador’ y ‘remador’ de la vida.

¿Fue más difícil superar la adicción o la discapacidad?
“La discapacidad no la voy poder superar nunca, porque está. Es cuestión de aceptarla. Y la adicción sí, la tenes que superar, es un día a día. Tenes que pelear. También la discapacidad, pero es distinto. Yo me sometí a tratamiento dos años en una comunidad terapéutica. Pude hacer el clic y pedir ayuda”.

¿Como viviste su evolución de la ciudad a lo largo del tiempo?
“Yo recuerdo que cuando era chico, y en mi juventud me daba la impresión de que había mas progreso que ahora. Quizás lo estoy viendo desde otro punto de vista. Pero para mi fue mas importante ese edificio que hicieron en frente a la municipalidad de Morón, que le pusieron ascensor. En ese momento yo era muy chico, hace 40 años. Y eso me parece más importante que todas estas torres que pusieron ahora. Si esto es progreso, para mí esta bastante equivocado. Porque ese progreso debería venir de la mano de otras cosas, como por ejemplo que no se inunde más, o mejoras en el alumbrado, asfalto, en la recolección. Pero acá se hicieron las torres nada más. Cuando esté toda la gente viviendo y abran las canillas y no salga agua, porque la red de agua es la misma. O cuando empiecen a funcionar todos los aires acondicionados, y nosotros queramos prender una lamparita… No hay un plan a futuro, es todo a 6 meses y pensando en una reelección. A mi de da mucha bronca que esté el mismo pozo que se haga siempre ahí, que lo tapan con brea, dura dos meses, y es el mismo pozo que está desde cuando yo era chico, que tenía quince años que aprendía a manejar y tenía que esquivar, y hoy por hoy lo sigo esquivando. Para mi Morón no evolucionó, involucionó en estos últimos años”, nos cuenta Gustavo, vecino de la ciudad desde su nacimiento.

¿Cómo te relacionabas con la ciudad? ¿A qué colegio fuiste?
“En la primaria fui a la Escuela nº12, acá a la vuelta. La secundaria anduve por un montón de colegios (risas). Al Dorrego, al Rivadavia, al Sarmiento de Padua, etc. Y recuerdo que de pibe jugábamos a la pelota con lo chicos de barrio, frente a la vía, en un baldío que partencia a la ENET nº 7 el Chacabuco. De los negocios de Morón me acuerdo de la Proveeduría Deportiva, en la calle Rivadavia, que sigue estando el local, pero con otro nombre. Allí tenia de todo, antiparras, silbatos. Me acuerdo cuando empecé a trabajar de guardavidas, fui y me compre el silbato ahí, que no lo tenían en otros lados. Trabajé en la pileta del camping Santa Rita de ASIMRA, en Merlo. El curso de guardavidas de turismo lo hice en la municipalidad de Morón, en la única pileta climatizada de la zona, el Estudiantil Porteño”.

¿Cuáles eran tus referentes de de la natación de chico?
“¡Johnny Weissmuller! Gran nadador. El que hacia de Tarzán. Mira, te lo nombro y se me pone la piel de gallina (mostrando sus brazos). Fue campeón mundial de natación. Y después el que lo sucedió a él fue Mark Spitz, cuando yo era joven era el referente, quien tuvo todos los records hasta que llego Michael Phelps. Y acá en la natación argentina lo teníamos a Luis Alberto Nicolau, representante olímpico”.

Gustavo no se siente un “tocado por la varita mágica que se tira y hace todo perfecto”, es un ejemplo de perseverancia, fuerza y trabajo, pautas que le dan al logro un valor extra, más mérito que si todo saliera fácil. “A mi para hacer algo me cuesta mucho trabajo, y tiempo, le tengo q dedicar mucho. Y hay gente que tiene la facilidad de tirarse sin haber entrenado y hacer un record”.

El reconocimiento hacia él se ve reflejado en la innumerable cantidad de medallas y trofeos que colman el aparador de su living, pero Gustavo asegura que lo más importante es el reconocimiento de la gente. “Ser ovacionado para mi es todo. Subir a un podio, ayudado por la gente porque no puedo solo, eso es todo. Las medallas el día de mañana viene un inadaptado y me las roba, pero lo vivido no me lo saca nadie”.


Entrevista: Gabriel Colonna - Agencia SIEN
Redacción: Agencia SIEN

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