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Deportes
19 Jun 2012

De Castelar al mundo, de la mano del Karate

Vecinos de Castelar desde hace más de 10 años, los Zelich ha hecho del Karate un estilo de vida. Participarán en el mes de Julio representando a la Argentina en la quinta edición del TAFISA World Sport for All Games, en Lituania.
Los Zelich viven en Castelar desde hace más de diez años. Desde que Claudio y Andrea, enamorados del paisaje de la ciudad, decidieron instalarse a pocas cuadras de la estación para luego mudarse otras tantas cuadras más al sur. Aquí crecen sus hijos, Iván y Lucía, quienes van a colegios de la zona, realizan actividades extra-escolares y  comparten alguna que otra tarde con amigos. Hasta aquí todo funciona según los parámetros de una familia típica, pero todo cambia al entrar a la casa de los Zelich y  observar bolsos y vestimenta deportiva por doquier, vendas e infinidad de medallas, trofeos y diplomas que cuelgan de repisas, estantes y muebles. Ahí es cuando uno comprende que la familia Zelich no sólo practica un deporte, en este caso, Karate, sino que además respira, habla y transpira el idioma de esta disciplina oriental.

Claudio fue quien comenzó a practicar esta disciplina a los 12 años: “Como era alto y grandote me invitaron a ver de qué se trataba, y así fue que empecé a entrenar, junto con un profesor en el patio de una casa de Tablada. Yo tenía alguna idea de lo que era esta práctica porque había visto algunas películas de Bruce Lee”. A partir de aquella primera práctica, este arte marcial fue calando hondo en Claudio al punto de que jamás dejó de realizarlo. Tanto que hoy a sus 42 años, Claudio no sólo es atleta integrante de la Selección Nacional, sino que además es entrenador juvenil y Jefe de Árbitros de la Unión Argentina de Karate.

Miami (EE.UU.), Vancouver (Canadá) y Liberec (Rep. Checa) fueron algunos de los lugares  en los que Claudio compitió representando a la selección argentina, dejándola ubicada entre los mejores países del mundo:“En Miami salimos terceros en equipo, en Vancouver hice podio en las cuatro categorías que competí, y el año pasado, en el octavo Campeonato Mundial de Karate en República Checa quedé tercero entre casi cincuenta competidores en combate, salimos campeones mundiales en equipo en forma y salí campeón mundial en masters de mi categoría” narró Claudio a Castelar Digital desde el comedor de su acogedora casa.

Pese a ser un deportista de elite mundial, en Argentina el Karate es un deporte amateur  por lo que Claudio no recibe ayuda económica alguna, y trabaja en la parte de administración y ventas en una fábrica de plantillas y fondos de zapatos ubicada en Tapiales. Todo aquel deportista amateur bien conoce el significado de las palabras esfuerzo, dedicación y sacrificio, las cuales se traducen en entrenamientos terminada la jornada laboral o en los  auto-financiamientos para cada torneo a disputar: “Cuando competís en uno de  estos eventos internacionales, al estar al lado de gente que es profesional, que vive para y del Karate, ahí recién te das cuenta de la envergadura de lo que estas logrando. Por eso competir en un campeonato de esas características ya en sí es un premio, y lo lindo de las medallas es que demuestran el sacrificio de lo que ha hecho cada uno. Que te llamen al podio por el nombre  de tu país es una sensación indescriptible.” relató Claudio.

Su amor hacia el Karate es tan fuerte que con la perspectiva de difundir esta disciplina en la ciudad, en el año 2007 fundó el  “Dojo Club Almafuerte”, ubicado en la sede del club homónimo de la calle Gobernador Máximo Paz 650. Allí, en condición de sensei o maestro, y en colaboración con su amigo, el también sensei Carlos Bérgamo, todos los martes y jueves de 18:30 a 20:30 horas,  alrededor de 25 chicas y chicos de Castelar y Morón asisten para entrenar y formarse en el arte de esta milenaria disciplina oriunda de Isla de Okinawa.“El Dojo viene a ser la primera escuela de aprendizaje, de enseñanza. La edad para practicar no es determinante, tenemos alumnos de las edades más diversas.  En algunos casos viene el padre a dejarnos al hijo y al final también se queda a practicarlo, y la ventaja de hacerlo de grande es que un mayor aprende más rápido porque no viene perder el tiempo.

La pasión de Claudio hacia el Karate fue transmitida a sus hijos, Iván y Lucia, quienes comenzaron a practicarlo a sus respectivos 10 y 6 años y sorprendieron en cuanto a la rapidez en el aprendizaje. “Cuando armamos el Dojo en el Club, les dije a Iván y Lucia, si querían venir a entrenar  y empezaron a practicar muy entusiasmados. A los cuatro meses de práctica me pareció que ya estaban a un nivel donde podían competir y participamos en un torneo en La Pampa, en el año 2008. Los demás senseis me decían que era una locura que compitieran, pero yo los veía con ganas y sabía que  podían tener un buen desempeño”.  Ni el pronóstico más optimista podía ser tan  bueno como lo que sucedió, ya que los debutantes karatecas volvieron de aquella competencia con las medallas doradas de campeones en Kata  o técnica y Kumite o lucha. 

A partir de entonces, las competencias se hicieron rutina para la familia entera: lugares como San Nicolás, San Pedro, La Pampa, Madariaga, y más lejanos como Italia, fueron testigos del paso de los pequeños Zelich, quienes nunca bajaron de los tres primeros puestos.  Sin dudas el Campeonato Mundial Juvenil en Caorle, Venecia, en  el año 2010 fue el evento más importante al que concurrieron, y en el que tanto Iván como Lucía llevaron a la selección argentina al lugar  más alto del podio, logrando los primeros puestos. Iván logró la doble medalla dorada en técnica y lucha, y Lucía logró la misma medalla en técnica y una de plata en lucha. “En el colegio los compañeros de Iván ni saben que están al lado de un integrante de la selección nacional, y sus profesores recién hace poco tiempo se enteraron de lo que hace. Eso es porque es más tímido, tranquilo y callado, pero  dentro del Tatami es un sacado, se transforma y hace unas cosas increíbles. En cambio Luli es extrovertida, lleva las medallas al colegio para mostrarles a sus compañeras. Dentro del Tatami es mas vistosa, muy movediza, no para de moverse.” cuenta orgulloso el sensei y papá Claudio.

Con 50 millones de practicantes, el Karate es el segundo arte marcial más practicado en el mundo después del Taekwondo con 60 millones y mucho más que el Judo, que tiene 16 millones. Pero al contrario de éstas últimas, aún no es una disciplina olímpica. Pero el Karate  es mucho más que una práctica, es  un camino de superación personal y como tal, su filosofía aspira a que el practicante debe despojarse de los malos pensamientos, acciones, actitudes y de su ego, pensando siempre en una práctica limpia, honorable y sana. Su práctica debe ir acompañada del desarrollo de la parte humana y la parte espiritual, y para lograr esto, posee principios y objetivos comunes para el crecimiento de sus alumnos: respeto, justicia, armonía y esfuerzo son los primordiales.

Para Claudio tampoco es una disciplina como cualquier otra: “El karate despegó fuerte cuando yo tenía 20 años, justo cuando falleció mi viejo. Por ese entonces yo no sabía que hacer con mi vida, y en ese aspecto el Karate me ayudo mucho y gracias a él pude salir a flote. Me marcó para siempre, y eso es porque te templa, te va armando como persona, como ser humano. La parte tradicional del Karate es preciosa, y la competencia es lo máximo para aquél al que le gusta competir.

Actualmente los Zelich se están preparando para partir rumbo a Siauliai, Lituania, en donde competirán en el 5to TAFISA World Sport for all Games,  a realizarse del 5 al 8 de julio.  Los preparativos para un viaje de tal envergadura se traducen en una palabra: revolución. “Cuando viajo solo es mas suave porque todo sigue funcionando igual. Pero cuando nos vamos todos es un despelote: autorizaciones en el colegio, adelantar las tareas de los chicos por el tiempo que se van, y en casa el tema bolsos, no olvidarse de nada. Estas tensionado desde antes de partir, y cuando llegas empiezan los entrenamientos, que son  de doble o triple turno para ajustar todo hasta que se inicie el torneo” explica Claudio, quien irá  en calidad de integrante del Cuerpo Técnico Nacional, Juez Oficial y atleta.

Junto a Claudio, Iván y Lucía, viajará Agustín Recupero, otro talentoso karateca de 12 años también vecino de Castelar que participará del certamen internacional. A ellos se les sumarán atletas de diversos clubes y autoridades para terminar de formar la delegación que estará representando a la argentina en dicha competencia. Andrea, esposa y madre de los atletas Zelich también concurrirá al evento encargada de las filmaciones, y sufrirá una vez más, cámara en mano, viendo a sus hijos combatir contra distintos oponentes.

Así como en el handball, el basket, o el sóftbol, Castelar también tiene sus representantes deportivos del más alto nivel dentro del ámbito de las artes marciales. El  25 del corriente mes los cuatro karatecas estarán partiendo rumbo a tierras europeas para demostrar sus habilidades en el tatami, con la ilusión de conseguir nuevas medallas, pero con la prudencia y humildad características de un karateca.

Entrevista: Ignacio Bruno Spinetta
Redacción: Ignacio Bruno Spinetta

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