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Sociedad
30 Dic 2010

La narradora de Castelar. Segunda parte

Inés recorre Castelar buscando imágenes que luego pueda contar en sus cuentos. Imágenes que se relacionen con la narración que eligió contar, aún cuando los autores de las obras nunca hayan estado en Castelar. En la segunda parte de la entrevista que Inés Bombara concedió a Castelar Digital recorrió los rincones de su ciudad y explicó cómo con el único, pero no simple, poder de su palabra llegó a pararse frente al público en países tan distintos y lejanos como México, Cuba o Estados Unidos.
Bombara cuenta que en muchas oportunidades los relatos que elige evocan algún escenario natural conocido, posiblemente las calles, casas y rincones de Castelar.  Esto es mejor aún cuando el cuento o sus autores son también de esta ciudad. “Trabajo con cuentos de Eduardo Valentino, me gusta mucho lo que escribe. De Eduardo Sacheri estoy trabajando dos cuentos todavía. Hay un cuento de Valentino que habla de una cancha, yo lo sitúo en Castelar, necesito situarlo en Castelar. Cuenta la historia de un grupo de chicos que, ante la falta de potreros y la dificultad de juntar el dinero para alquilar canchas de fútbol cinco, piden permiso en un campito y se arman su cancha. Además uno va hilando entre cuento y cuento con historias propias que muchas veces sitúo en nuestro barrio porque hay similitudes. Pongo por caso otra historia que cuento: una leyenda urbana acerca de una casa donde han sucedido cosas extrañas, que dificultan su venta.  Esa casa existe, acá en Castelar, sé donde está,  hace tiempo que no se vende, de esa casa se cuentan cosas raras. No cuento ninguno que sepa directamente que es de acá, pero muchos los ubico en Castelar. La leyenda tiene ese atractivo de lo fantástico sucediendo en un lugar reconocible, entonces qué mejor que un lugar reconocible para uno y, a veces, para el otro”.

El nexo entre la ciudad e Inés nació casi de la mano del vínculo con su oficio: "Yo vengo transplantada de Capital, huyendo de las plazas donde ya no había lugar, tenía una hija de 5 años y no había lugar en las plazas, tenías que pelear por una hamaca. Por lo que en el 83 compramos una casa en Castelar Sur y ahí sigo viviendo desde entonces. Ahí nació mi segundo hijo que es un producto neto de Castelar. Puro Castelar. Mis hijos estudiaron aquí y yo transité por las instituciones donde ellos estudiaron” rememora entre risas. “Hay lugares donde sentís que pertenecés” afirma y enumera las instituciones que dejaron huella en su vida y donde ella también dejó su marca: “la Sociedad  Fomento, el Living Teatro de Daniel Zaballa, las escuelas. Con Crecer tuvimos una actividad muy intensa: hacíamos teatro con los padres, trabajábamos con los chicos en la escuela; cada fiesta patria era una verdadera fiesta, el “acto” era una creación colectiva, todos  teníamos ganas de ir a la escuela, los chicos y los grandes también.
Vínculos con los comerciantes de acá: la calesita y Don Atilio!! Menciono especialmente a Pablo Cobre y sus hijos, dueños de Mussac, quienes con una generosidad que no se ve en otro lado me permitieron iniciar las presentaciones de narración . La Biblioteca de Morón también, allí doy mi taller de Narración. En la biblioteca tengo otro punto de arraigo, es un lugar de pertenencia, por el trabajo de la gente, de los empleados, de los compañeros…” explicó mirando a la distancia como si pudiera ver a cada vecino, mentor de los vínculos y los afectos.

Pero la historia y los cuentos de Inés no se limitan sólo a la zona oeste del Conurbano. Su voz cuentera llegó a México, Cuba, Colombia y Estados Unidos. “Suelen decir  que los argentinos- aunque debiéramos particularizar en los porteños, urbanos- somos muy “literarios”; sucede que en estos países abordan principalmente cuentos populares o tradicionales, que permiten una mayor incidencia del narrador en el texto; al ser cuentos populares no hay un autor y por ende permiten la versión. En ese terreno y por contar cuentos de autor sí somos más cuidadosos. Un poco porque es la palabra del autor y otro poco por una cuestión de idiosincrasia; somos hijos de inmigrantes, con esas cosas de la escuela, la educación, el enciclopedismo, y eso también de no tener una identidad mas relacionada con la tierra como sucede en otros lugares… y por ahí sí somos mas literarios” contó a Castelar Digital sobre sus experiencias en el exterior.

Según la artista, en países como México o Cuba, el cuento y la narración oral está mucho más valorado que en Argentina y compite con otras disciplinas consideradas más formales o clásicas y hasta se convierte en un espectáculo dejando de lado la intimidad propia del relato. Sin embargo, por las diferencias culturales, los cuenteros argentinos son reconocidos y estimados. “Allá se hace mucho festival que tiene que ver con leyendas, con cuentos populares y nosotros vamos con nuestra cuestión literaria y es muy bienvenida, les gusta mucho el acento. Tienen una visión más espectacular del cuento: mucha gente, una cancha de básquet llena de gente para escuchar cuentos. Acá es mucho mas íntimo: en escuelas, mas de interiores. Allá exteriores y mucha gente, 700 personas, mil y pico de personas y tenés que contar sin micrófono… y es posible” recalcó.

“Cosas que acá no se dan, afuera sí se dan, afuera es el lugar donde experimentar esto. Si vas con temor, sonaste. La única cobertura que tiene el narrador es la historia, ni siquiera él mismo. La historia que voy a contar es la importante, no yo. Lo mejor es ir desde la vulnerabilidad total, porque sos vos no más, pero sabés con lo que contás: cuento con una historia que es la que quiero contar” explicó Inés sobre cómo presentó su oficio tan lejos de Castelar. “También cultivar amistad con la gente de afuera fue muy interesante. Que te escuchen, ver otros narradores, cómo se relacionan con el público. Vas viendo cómo cada uno despliega sus recursos; quienes vienen de la actuación acuden a lo aprendido. También comprobás que el narrador no es actor y tiene recursos propios. Ves que en algunos casos la relación con el público está emparentada con el control: cómo sueltan un poquito para volver prontamente a tomar el mando, el lugar de poder que te da el uso de la palabra. Idiosincrasias distintas.  Hasta en los chicos: Los chicos de México, de Colombia, de Cuba,  son más callados, quizá fruto de una educación que relaciona respeto con silencio. Los chicos de acá son mucho mas participativos, estamos acostumbrados a que intervengan en el cuento y el narrador los engloba, los mete en el relato naturalmente, sin presiones, sin sentirse interrumpido, sabiendo que es parte del acto de comunicación.
Imaginate cuando viene un narrador de afuera acostumbrado a otra modalidad, al principio se quiere matar! Pero eso es sólo al principio, luego los fascina. Además vamos conociendo idiosincrasias, distintas concepciones de las cosas, ni mejores ni peores, distintas.
Al presentarte en otro país, para qué negarlo, te surge la duda acerca de  hacerlo distinto o como lo hacés habitualmente, a tu manera. Y entonces concluís en que es preferible ser leal a uno mismo. De otra forma, estaríamos enmascarando, mintiendo, y quien narra no miente. Ganamos con la diversidad y aprendemos que se puede participar sin temor al ridículo. Es interesante ver las distintas formas que hay en distintos lugares, pero a la vez ver cómo la historia es potente en todos lados” reconoció la artista.

El vínculo con los cuenteros mexicanos fue tan fuerte que se creó una compañía conjunta que una vez al año realiza una presentación intercalando los países. “Del taller de  la Biblioteca Municipal de Morón resultaron dos grupos de narradores: ‘A plena voz’ y ‘A La Oreja Verde’. Cuando se juntan es el grupo ‘Texturas’. Y cuando vienen los amigos narradores de México somos TEXTURAS Internacional. Creamos un festival que se da en México y Argentina, una vez en cada país, se dio dos años acá y uno en México” explicó Bombara casi al final de la entrevista.

Con la culminación del año mucha gente realiza un recuento de las actividades pasadas, de los logros alcanzados, y también proyecta a futuro, hacia el año que vendrá, las tareas y emprendimientos venideros. Inés durante el 2011 tendrá una agenda ocupada: “Estamos participando y tratando de que Castelar y Morón tengan su festival. Con el Presupuesto Participativo de la Municipalidad se preparó un proyecto que es ‘la biblioteca sale a los barrios’, donde los narradores y los escritores tendrán un espacio.
En la UGC1 lo tienen que votar los vecinos. Entonces para septiembre del año que viene tendríamos este festival e iríamos desde aquí a cubrir el partido de Morón con narraciones, tanto centralizadas en el teatro como descentralizadas en los barrios.
En la Ciudad de Buenos Aires nos presentamos una vez por mes en Santa Felicitas, en Barracas y también participamos en la Noche de los Museos con los narradores de Texturas Argentina. Y también hay un proyecto con una asociación de  narración oral en La Plata, formada por narradoras argentinas que conocí en el encuentro en  Cuba y allí descubrimos que participamos de la misma concepción: la narración oral es comunicación. Otras concepciones la limitan al espectáculo” finalizó la artista.

Inés además continuará como lo hizo durante todo el 2010 presentándose mensualmente  en el Bar Mussac (Sarmiento 2501), y  el tercer  domingo de cada mes coordina las presentaciones de narración oral “A quién se le ocurre” en la Biblioteca Municipal de Morón.

Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas

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